GINEBRA.- Naciones Unidas alertó este jueves sobre la posibilidad de que el conflicto en Burundi se regionalice y de que también pueda degenerar en un genocidio, al tiempo que sugirió la posibilidad de apelar a la Corte Penal Internacional.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebró hoy una sesión especial para tratar la violencia en Burundi, país sumido en una espiral de violencia desde que el Presidente, Pierre Nkurunziza, decidió presentarse por tercera vez a las elecciones, algo prohibido por la Constitución.
Según los datos recopilados por la ONU, al menos 400 personas han sido asesinadas en Burundi desde el 26 de abril, aunque se estima que la cifra real de fallecidos debe ser mucho mayor.
De estas muertes, al menos 68 fueron asesinatos extrajudiciales ocurridos en noviembre.
Asimismo, 3.496 personas han sido detenidas, y más de 220.000 -entre ellas eminentes defensores de los derechos humanos y periodistas- han debido abandonar el país y se refugian en los países vecinos.
Ante esta situación, las distintas instancias de Naciones Unidas pusieron hoy de manifiesto sus diferentes temores ante el deterioro de la situación.
El primero en hacerlo fue el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, quien alertó de la posibilidad de que la crisis en Burundi "se regionalice".
El alto comisionado denunció que se ha podido registrar el flujo de armas desde los países colindantes hacia el país y pidió que esta importación clandestina de armamento cese de inmediato.
Zeid advirtió que el país está "en el umbral de una guerra civil" y solicitó ayuda a la comunidad internacional en su conjunto y a los países de la Unión Africana en particular.
Pero además, el alto comisionado indicó que "la implicación de la Corte Penal Internacional (CPI) sería de gran importancia".
Un parecer que compartió el asesor especial de la ONU para la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, quien a su vez advirtió de la posibilidad real de que Burundi sucumba a un genocidio.
"Estoy extremadamente preocupado por la manipulación de la identidad étnica por los líderes burundeses de los dos lados", subrayó Dieng.
"El lenguaje es muy similar al utilizado antes y durante el genocidio ruandés, en particular el uso de la palabra "gukora" que significa "al trabajo" en kirundi, y con la que se incitaba a las personas a cometer el genocidio de Ruanda en 1994", agregó el experto.
El funcionario internacional denunció las vejaciones y violaciones de los derechos humanos que se registran diariamente en el país, como ejecuciones sumarias, desapariciones, excesivo uso de la fuerza en las operaciones policiales, arrestos ilegales y tortura "cometidas con total impunidad".
Ante esta situación, Dieng se lamentó de "no dar suficiente importancia a lo que está en juego" y recordó que la guerra civil (1993-2005) causó 300.000 muertos y obligó a abandonar sus hogares a más de un millón de burundeses.
"Dada la clara información con la que contamos y la gravedad de la situación, si un conflicto a gran escala sucede, no podremos decir 'que no lo sabíamos'", concluyó.
Ninguno de los dos altos funcionarios se refirió hoy explícitamente a la posibilidad de intervenir militarmente en el país, si bien Zeid sí que lo solicitó expresamente al Consejo de Seguridad hace unos días.