MOSCÚ.- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, expresó este domingo su esperanza de que no estalle una guerra mundial a raíz de los últimos conflictos militares que se desarrollan en la actualidad y criticó en duros términos la política exterior de Estados Unidos y Europa.
En una entrevista para el documental "Orden mundial", emitido esta jornada por la cadena televisión rusa Rossía-1, el líder ruso fue consultado sobre esa posibilidad, a lo cual respondió que "espero que no. En cualquier caso, en la actuales condiciones internacionales sería una catástrofe planetaria".
Asimismo, subrayó que "quisiera creer que en el planeta Tierra hoy no hay un loco que se decida a emplear el arma nuclear".
Putin aseveró además que Europa no tiene una política exterior propia, la cual a su juicio le es impuesta desde Washington a través de la OTAN. "El problema de Europa es que no desarrolla una política exterior autónoma", dijo el jefe del Kremlin.
A su juicio, es "completamente normal" que los miembros de un bloque político-militar cedan parte de su soberanía a órganos supranacionales, pero destacó que los países europeos han delegado parte de su soberanía no en la OTAN, sino que en EE.UU..
En ese sentido, recordó el envío de tropas a Irak por parte de Estados Unidos, a lo que en su momento se opusieron Alemania y Francia. Según Putin, a diferencia del país norteamericano, Rusia actúa en el ámbito internacional con precaución.
"No tenemos miedo, siempre nos comportamos con mayor contención. Y si hacemos algo, intentamos tomar el máximo de garantías ante posibles consecuencias negativas", explicó.
Necesidad de fortalecer el derecho internacional
Durante la conversación, el jefe de Estado defendió la vigencia de derecho de veto que tiene los cinco miembros permanentes de Consejo de Seguridad de la ONU, el cual garantiza que no se puedan adoptar medidas drásticas contra cualquier país sin que haya pleno consenso.
"Este es un asunto clave de todo el sistema del derecho internacional", recalcó Putin, junto con señalar que la única receta contra el derrocamiento de los gobiernos ilegítimos es el "fortalecimiento de los pilares del derecho internacional moderno".
"No puede haber una doble o triple interpretación sobre lo que es la soberanía y sobre si hay que respetarla. Es muy fácil declarar ilegítimo al gobierno de uno u otro país", pero se preguntó: "¿Y cuáles son los criterios de ilegitimidad, quién los idea, quién los decide?".
"Si vamos a actuar con semejantes categorías voluntaristas, con un lenguaje que no es claro, que no es comprensible ni transparente, habrá caos", advirtió, en referencia al caso de Siria.
En esa línea, subrayó que "no se pueden destruir las instituciones de Estado aun cuando parezcan imperfecta", recordando la intervención militar internacional en Libia y el asesinato de su líder, Muamar al Gadafi. "¿Qué ocurrió luego? ¿Llegó la democracia? ¿Qué lograron? Y ¿para qué lo hicieron?", concluyó.
