MADRID.- España celebró hoy unas elecciones generales históricas en las que puso fin al bipartidismo pero dejó completamente abierta la incógnita que los comicios debían solventar: quién gobernará el país en los próximos cuatro años.
El Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy se mantuvo como fuerza más votada tras cuatro años de crisis económica combatida con recortes, pero se dejó por el camino cerca de cuatro millones de votos y quedó lejos de la mayoría necesaria para gobernar en solitario.
Lograr alianzas será muy difícil tanto para la formación conservadora como para el Partido Socialista (PSOE), segundo.
Los comicios de hoy fueron el inicio de una era por la irrupción de los dos partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos, que han dado la vuelta en los últimos dos años al escenario político en el país.
El enfrentamiento en las urnas no era solo entre de la izquierda y la derecha, sino también entre la vieja y la nueva política.
Los nuevos no lograron reemplazar al PP y al PSOE como referencia en cada lado del espectro, pero dieron grandes mordiscos en sus bases de votantes y convirtieron al nuevo Congreso de los Diputados en el más fragmentado en casi 40 años de democracia.
Será grande la dificultad para llegar a un pacto de gobierno que se ha hecho indispensable para no ir a nuevas elecciones en unos meses.
"Voy a intentar formar Gobierno y creo que España necesita una España estable. Buscaré un Gobierno estable con el único objetivo de servir a los intereses de todos los españoles", anunció Rajoy desde el balcón de la sede de su partido, en Madrid, con el escrutinio ya realizado.
El gobierno más estable sería el de una gran coalición a la alemana entre el partido conservador y el PSOE de Pedro Sánchez, aunque un acuerdo entre ambos rivales se antoja difícil.
Con un 28,7% del voto, el PP obtuvo 123 escaños de los 350 que tiene el Congreso de los Diputados, lo que supone una fuerte caída respecto al resultado de 2011, cuando logró una holgada mayoría absoluta de 186 diputados.
En segundo lugar se mantiene el PSOE, que con un apoyo del 22% y 90 diputados -19 menos que en 2011- resistió el embate de Podemos, formación heredera del movimiento de los indignados.
"Corresponde a la primera fuerza política intentar formar Gobierno", dijo el líder de los socialistas, Pedro Sánchez, quien se mostró dispuesto a "dialogar, debatir y acordar" ante un escenario sin precedentes en la historia de la democracia española. ¨
Una posibilidad si Rajoy finalmente no lograra formar gobierno es la de un Ejecutivo de izquierda liderado por el PSOE, con Podemos y fuerzas nacionalistas.
Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, fue seguramente el gran triunfador de la noche electoral, al entrar directamente en el Congreso de los Diputados con 69 diputados y el 20% del sufragio.
"Hoy ha nacido una nueva España (...) que pone fin al sistema político de turnos y augura una nueva etapa", dijo el profesor de Ciencia Política de 37 años, que lleva el pelo largo recogido en coleta y viste ropa comprada en supermercados.
Ciudadanos, al que el PP de Rajoy miró siempre como posible socio en un pacto, se desinfló. La formación de centro-derecha liderada por Albert Rivera, de 36 años, obtuvo el 13,9% de los votos y 40 diputados, que a Rajoy no le darían para una mayoría absoluta.
"España empieza una etapa de esperanza e ilusión. Ya hay más españoles que quieren el cambio, que dialoguemos", dijo Rivera esta noche.
El análisis del cambio lo hicieron tanto él como Iglesias, e incluso Pedro Sánchez. "Se abre una nueva etapa política en España que tiene que dejar atrás la imposición y abrir un periodo de diálogo", dijo el socialista.
Sin embargo, aunque los dos grandes partidos que se alternaron en el poder desde los años 80 se dejaron juntos unos 5,5 millones de votos, siguieron siendo los más votados por los españoles.
La participación fue más alta que hace cuatro años: más del 73% de los ciudadanos con derecho a voto acudieron a las urnas en una jornada electoral tranquila y sin incidentes.
En vísperas navideñas y por primera vez bajo un nivel 4 de alerta antiterrorista, uno menos que el máximo, más de 91.700 agentes vigilaron la votación.