BEIJING.- La polémica sentencia contra el abogado de derechos humanos chino Pu Zhiqiang, condenado el martes por siete comentarios irónicos en redes sociales, se justifica en el "sufrimiento psicológico" que esas palabras causaron en víctimas de terrorismo, defiende un comentario de la agencia oficial Xinhua.
La sentencia a tres años de cárcel que el abogado podrá cumplir en su casa, criticada por cercenar la libertad de expresión y que gobiernos y grupos de derechos humanos ven como una venganza contra Pu por su activismo, se debe a que el letrado "incitó el prejuicio y la hostilidad entre los internautas", asegura el medio estatal.
Xinhua, que raramente emite este tipo de artículos de opinión sobre sentencias de los tribunales chinos, afirmó que Pu fue repetidamente advertido por administradores de páginas web entre 2012 y 2014 pero continuó publicando "contenido provocador".
Éste fue reenviado 2.500 veces y recibió 1.300 comentarios, señaló el editorial, que asegura que "China no es el único país que castiga actos de odio étnico o comportamiento abusivo" y subraya que la sentencia es "bastante indulgente", ya que con ella, Pu elude ir a la cárcel.
Pu fue juzgado por los delitos de "incitar al odio étnico" y "causar disturbios", lo que podría haberle costado una pena máxima de 18 años de prisión.
La sentencia dictada ayer por el Tribunal Popular Intermedio de Beijing fue criticada por organizaciones como Amnistía Internacional, que la calificó de una "burda injusticia", y por gobiernos como EE.UU. y la UE, que pidieron la liberación inmediata del abogado y calificaron la sentencia como "un precedente peligroso".
En respuesta, el artículo de Xinhua afirma que Pu confesó su delito durante la audiencia en los tribunales, por lo que "por muy abogado que sea, quebró la ley" y merece la sentencia.
Xinhua se pregunta si los críticos con la justicia china "creen que los abogados deben disfrutar de impunidad" y declara que "el caso ha sido secuestrado por personas que quieren levantar revuelo con intereses personales, sin un claro examen de los hechos".
Pu, participante en las protestas de Tiananmen en 1989, ha sido durante años uno de los más destacados defensores de causas de derechos humanos en China, habiendo tenido como clientes al célebre artista y disidente Ai Weiwei o a víctimas de campos de reeducación y desahucios violentos, entre otros.
Durante la celebración del juicio, en las inmediaciones del tribunal hubo episodios de violencia por parte de matones -probablemente contratados por las autoridades- contra peticionarios y diplomáticos occidentales que se habían acercado para mostrar su apoyo a Pu, así como periodistas que cubrían la noticia.