MADRID/BARCELONA.- Artur Mas advirtió que no piensa renunciar a la presidencia de Cataluña, mientras su investidura se mantiene en el aire y con ella la posibilidad de que la región del noreste de España tenga que volver a las urnas en marzo, retrasando el proceso secesionista que él inició.
"No soy un obstáculo ni un problema", dijo Mas en una entrevista. El jefe del Ejecutivo catalán en funciones ha gobernado en la región desde 2010.
En 2012 abrió el proceso soberanista y aspira a ponerse al frente del gobierno que, según su hoja de ruta, proclamará la independencia de España en 18 meses.
Cataluña está sin gobierno desde los comicios regionales del 27 de septiembre, en los que su futuro quedó en manos de la CUP, un partido antisistema de izquierdas que no comparte con él más que el horizonte secesionista pero que es el único que puede darle los votos que le faltan en el Parlamento catalán para ser investido.
Si el 10 de enero no hay gobierno en la región, se convocarán automáticamente elecciones en marzo por imperativo legal. "La CUP puede forzar unas elecciones, pero no tiene fuerza para cambiar de presidente", dijo Mas.
El líder catalán dejó así claro que no se apartará en favor de un candidato alternativo que el partido anticapitalista esté dispuesto a apoyar. "Como hasta el 10 de enero hay vida, agotemos los días".
En Madrid, el Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que también está en funciones en el cargo desde las elecciones generales del 20 de diciembre, expresó su preferencia por unas nuevas elecciones en Cataluña.
"Cualquier gobierno apoyado por la CUP es un desastre", dijo el líder conservador en una rueda de prensa en La Moncloa. Además llamó a Mas a "dar un paso atrás" ante la situación que ha generado con su desafío a las instituciones y leyes españolas.
La soberanía nacional "no se puede partir", manifestó Rajoy, "no se puede jugar a las fracturas".
La alianza electoral secesionista impulsada por Mas, Junts Pel Sí, fue la lista más votada en las elecciones pero se quedó por debajo de la mayoría absoluta de diputados en el Parlamento catalán, por lo que necesita el apoyo de dos de los 10 representantes de la CUP para investir a un presidente.
La formación antisistema se negó desde el principio a apoyar Mas por los recortes que aplicó su gobierno y los escándalos de corrupción en su partido, Converg?ncia, y exigió un candidato alternativo, pero finalmente dejó la decisión en manos de sus militantes.
Este domingo debían decidir si apoyar o rechazar la investidura de Mas, y empataron en una votación asamblearia de horas, manteniendo en el aire del futuro del líder catalán. Finalmente, será el consejo político del partido de extrema izquierda el que tome la decisión el día 2 de enero.