BEIJING.- La organización ecologista Greenpeace denunció hoy la amplia presencia de maíz genéticamente modificado por multinacionales de la alimentación en semillas, cultivos, silos y mercados de China, donde estos transgénicos son ilegales.
Las oficinas de Greenpeace en China han llegado a estas conclusiones tras ocho meses de investigaciones en la provincia de Liaoning, uno de los grandes "graneros" del país, donde los estudios de la organización detectaron la presencia de maíz transgénico en el 93 por ciento de los cultivos estudiados y en el 95 por cien del comercializado.
"El alcance de la contaminación por transgénicos es realmente impactante", señaló al presentarse el estudio Li Yifang, del departamento de agricultura y alimentación de Greenpeace.
El maíz genéticamente modificado pertenece a patentes de cuatro gigantes de la alimentación (Monsanto, DuPont, Dow Chemical y Syngenta), cuando las leyes chinas sólo permiten la importación de estos transgénicos para determinados usos (producción de pienso, alimentos procesados...) y nunca para ser cultivado.
Li Yifang señaló que no está probado que las multinacionales estén directamente involucradas en su extendida presencia en China, que Greenpeace atribuye más bien a un laxo y descontrolado mercado de las semillas en el país, y de hecho advirtió que las compañías podrían quejarse y tomar medidas legales.
"Si Monsanto y otras multinacionales descubren que sus semillas son usadas comercialmente en China, podrían denunciar a campesinos, productores de semillas y otros actores en la cadena de abastecimiento, ya que sus patentes están protegidas en el país", alertó.
El estudio advierte por ello que "si el cultivo de maíz se ve influenciado por las firmas internacionales (cuyas semillas son sensiblemente más caras) los precios podrían fluctuar, y la seguridad y la soberanía alimentaria de China podrían resentirse".
Además de los peligros económicos para un país donde el abastecimiento de cereal es clave para su estabilidad social, la experta de Greenpeace advierte de potenciales riesgos para la salud frente a unos transgénicos sobre "los que no hay consenso científico sobre su seguridad a largo plazo".
En este sentido, uno de los tipos de maíz genético hallados "está diseñado para ser cultivado con un herbicida llamado glifosato, principal ingrediente de un producto de Monsanto llamado Round Up, y en marzo de 2015 la Organización Mundial de la Salud anunció que es probablemente cancerígeno para los seres humanos".
Preguntada sobre la forma en que el maíz de las multinacionales puede haber llegado a China, Li aventuró que "es posible que institutos chinos de investigación autorizados a trabajar con homólogos extranjeros, o firmas de otros países, vendieran o distribuyeran ilegalmente las semillas".
También podrían haberse utilizado semillas importadas legalmente para alimentar animales o usos industriales (sólo un 2 por ciento del maíz consumido en China) para desarrollar cultivos, "algo totalmente prohibido por ley", reiteró.
Ante esta presencia de maíz transgénico en China, Greenpeace recomendó un aumento de las medidas de control de la producción y venta de semillas, los cultivos y su almacenamiento, con un sistema de inspecciones periódicas.
"Los alimentos transgénicos no son una solución para la seguridad alimentaria, y Greenpeace urge al Gobierno chino a que modifique sus recursos con el fin de promocionar una agricultura ecológica, mucho más sostenible y segura", concluye el informe de la organización.
El maíz transgénico también pone en riesgo el ecosistema, ya que "expone a las plantas nativas a una nueva competencia" por la presencia de cultivos que, por ejemplo, reaccionan de forma diferente a plagas o al clima.