SANTIAGO.- Pragmática con una voz suave, Tsai Ing-wen, la denominada "Merkel de Asia" se impuso en las elecciones realizadas en Taiwán, y se convertirá en la primera Presidenta de esa nación.
Con un amplio apoyo popular, la líder opositora de 59 años ha logrado posicionarse como el principal referente independentista taiwanés y, según expertos, como la única capaz de sacudir los cimientos tradicionales de la política.
Tsai Ing-wen logró sobreponerse a las dos derrotas electorales de 2008 y 2012 de su coalición, el Partido Demócrata Progesista (PDP) y, según publica
El Mercurio, dar una respuesta al malestar social de parte de la población respecto a la gestión económica del actual gobierno y al avanzado acercamiento con China.
A pesar de su timidez, su extensa carrera, tanto política como académica, le dan gran seguridad. Abogada, con un magíster en la Universidad de Cornell de Nueva York y doctora de la prestigiosa Escuela de Economía de Londres, fue viceprimera ministra y titular del Consejo de Asuntos de China Continental durante el Gobierno del separatista Chen Shui-bian, aún sin formar parte del partido hasta 2004.
Tras alcanzar la presidencia del PDP en sólo cuatro años como militante, en 2012 se convirtió en candidata presidencial. Sin embargo, aquel no sería su momento, pues fue superada por Ma Ying-jeou, actual Mandatario del país.
Con la derrota en sus hombros, Tsai decidió dejar de lado la cabeza de su coalición, aunque dos años después volvería a tomar el liderazgo y se plantearía nuevamente como una opción para la presidencia de la isla.
La única demócrata china
Tsai Ing-wen, es hoy una real amenaza para Beijing y su acercamiento con el actual gobierno del Partido Kuomintang (KMT) taiwanés. En los últimos dos periodos gubernamentales, el KMT ha firmado 23 acuerdos con China, en su mayoría comerciales, y en noviembre del año pasado, Ma Ying-jeou y el Mandatario chino Xi Jinping se reunieron por primera vez desde 1949.
Tsai Ing-wen, seguidora de Margater Tatcher, es una decidida defensora de la aspiración secesionista, aunque apela al "mantenimiento del actual estatus quo y de la paz y estabilidad en el estrecho de Formosa".
Sus comentarios han puesto en tela de juicio incluso el Consenso de 1992, en el cual se estipula que ambas partes consideran la existencia de una sola China, pero que cada uno puede interpretar dicho término como más le parezca. Con ello, las posibilidades separatistas se ven limitadas por completo.
Considerada la "única demócrata china", Tsai Ing-wen podría significar un fuerte dolor de cabeza para Beijing, quien a pesar de resignarse ante la victoria de la líder opositora y del PDP en el Parlamento por primera vez en 66 años, ha advertido que sin el acuerdo de 1992, el buen diálogo entre ambos podría quebrarse.