En la catástrofe, presuntamente provocada porque el copiloto iba medicado debido a que sufría una depresión, murieron 150 personas.
AP
BERLÍN.- El Gobierno alemán implantará controles sorpresa sobre consumo de drogas, alcohol o medicamentos a los pilotos para evitar casos como la catástrofe aérea de Germanwings, en la que murieron 150 personas y que presuntamente fue provocada por la depresión y tendencias suicidas del copiloto.
La gran coalición que lidera la canciller Angela Merkel ha acordado la introducción de la correspondiente nueva normativa para las aerolíneas, informa hoy el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
De acuerdo a la publicación, que se remite a documentos internos del Gobierno, las aerolíneas deberán asegurarse que su personal de cabina sea "competente y esté en condiciones" de "garantizar un vuelo seguro".
Para ello deberán hacer controles por sorpresa a su personal a fin de comprobar si están "bajo la influencia de medicamentos, alcohol u otras substancias psicoactivas".
El detonante de la medida es la catástrofe aérea ocurrida el 24 de marzo de 2015 en el avión de Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa, que cubría el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf con 150 personas a bordo.
Según las investigaciones de las fiscalías francesa y alemana, el copiloto, Andreas Lubitz, de 27 años, se encerró en un momento en el que estaba solo en la cabina y estrelló el aparato de forma deliberada contra los Alpes franceses.
El responsable de la tragedia tenía antecedentes médicos por problemas psíquicos, y había recurrido a distintos médicos y terapias para tratar de superar sus transtornos.
El día de la catástrofe tenía una baja médica, que no comunicó a sus superiores.