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Caso Petrobras: el escándalo de corrupción que tiene a Lula y Rousseff sumidos en la crisis

La Mandataria y su mentor figuran entre los principales beneficiados de una red de lavado de dinero y sobornos a altas autoridades de Brasil.

07 de Marzo de 2016 | 15:45 | Por Valentina Salvo U., Emol
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Reuters (archivo)
SANTIAGO.- La crisis política volvió a sacudir a Brasil. El popular ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, fue detenido e interrogado por la policía federal en el marco del escándalo de corrupción de Petrobras.

Acusaciones de lavado de activos, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias pesan en contra del ex gobernante. Todo en relación a la conocida operación "Lava Jato", que investiga una red de blanqueamiento de activos y corrupción que ha salpicado a altos directivos de la petrolera estatal, políticos de distintos sectores, tres ex mandatarios y también a Dilma Rousseff, actual jefa de Estado.

El entramado que mantiene en vilo a la política brasileña comenzó en marzo de 2014, un año después de que la Policía Federal de Curitiba, en el estado de Paraná, descubriera la red en Brasilia y Sao Paulo.

Entonces, 24 personas fueron detenidas. Entre ellos, Paulo Roberto Costa, director de Abastecimiento de Petrobras entre 2004 y 2012, y el cambista Alberto Youseff , por ser los principales operadores financieros de la red que consistía en otorgar a 16 empresas constructoras, licitaciones de la estatal por contratos "sobrefacturados" a cambio de sobornos.

Ambos responsables negociaron una rebaja de condenas por colaborar con la investigación y destapar el escándalo. El 6 de marzo de 2015, la Corte Suprema de Brasil autorizó a investigar a 12 senadores y 22 diputados por corrupción en Petrobras, entre ellos a los presidentes de ambas cámaras.

Rousseff, Lula y el PT


La principal coalición afectada por las acusaciones fue el Partido de los Trabajadores (PT), cuyo máximo líder es Lula y al que pertenece su ahijada política, Dilma.

Rousseff se vio implicada cuando se dio a conocer que presidió el Consejo de Administración de Petrobras entre 2003 y 2010, años en que se ejecutaron algunas de las operaciones más graves, entre ellas la compra a la refinería Pasadena, en Estados Unidos, a un precio 47 veces superior al que había pagado dos años antes la empresa vendedora. Sin embargo, la Mandataria no fue vinculada a los ilícitos y afirmó desconocer el entramado.

Lula se situó en el centro de la polémica cuando su ex jefe de gabinete, José Dirceu, fuera condenado por ser otro de los grandes responsables de las transacciones ilícitas. No obstante, el ex jefe de Estado sólo fue convocado a declarar como testigo.

Finalmente, ambos fueron acusados de beneficiarse del esquema de sobornos, luego de que el tesorero del PT, José Vaccari, fuera señalado como intermediario para recibir propinas por parte de las empresas constructoras, las que se traducían en donaciones para campañas políticas. Fue condenado a 15 años y cuatro meses de prisión.

Con estos antecedentes, la actual Presidenta recibió un duro golpe a su capital político. Su aprobación descendió tanto que llegó a posicionarse en sólo 7% y debió enfrentar la apertura de un juicio político en su contra por presunto maquillaje de cuentas fiscales y la recepción de financiamiento irregular durante su campaña de 2014.

El último escándalo


Pero la situación se agravó aún más. Según consignó la revista IstoÉ esta semana, el ex senador del PT, Delcidio Amaral – quien fue detenido por obstruir a la investigación en 2015 - habría acusado a los dos líderes de interferir con la investigación y de estar al tanto de los hechos de corrupción.

Pocos días después, Lula fue detenido para ser interrogado y su residencia en Sao Paulo fue allanada al igual que otros inmuebles de propiedad de su hijo y otros familiares que fueron relacionados al ex Mandatario. Uno de ellos es un departamento tríplex en Guajurá y una casa de campo en una finca en Atibaia, ambas realizadas por las constructoras Odebrecht y OAS implicadas en el caso Petrobras.

Los investigadores además apuntan a que el Instituto Lula recibió una donación de cerca de 5 millones de dólares de cinco constructoras que participaban de la red de corrupción y que esas mismas empresas entregaron al ex Presidente pagos por conferencias que alcanzaron los 2,5 millones de dólares.

La operación "Lava Jato" continúa en marcha y la investigación en contra de políticos también, destapando un escándalo que mantiene a la política brasileña sumergida en la crisis más importante de las últimas décadas.
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