BRASIL.- Luego de que una comisión de diputados afirmara que existen antecedentes para abrir un juicio político en contra de la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, uno de los nombres que más resuena dentro de la actualidad política del país es el del polémico e influyente titular de la Cámara, Eduardo Cunha.
Se hizo conocido a través de un programa radial de Río de Janeiro y cuando obtuvo su cargo, lo celebró con una ceremonia de la iglesia evangélica.
Hoy destaca por ser quien decidió dar el vamos a la solicitud de "impeachment" de una serie de diputados opositores en contra de la Mandataria, luego de que el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) acusara al Gobierno de maquillar la contabilidad fiscal.
Pero aquello no fue una sorpresa. Cunha es el principal crítico del Gobierno y uno de los más poderosos miembros del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y quien, tras la serie de acusaciones de corrupción en contra del Ejecutivo, impulsó el quiebre de la alianza con el Partido de los Trabajadores (PT), actualmente en el poder.
Oscuro historial
Economista de 57 años, le declaró la guerra a la Presidenta luego de que se le acusara de estar involucrado en el escándalo de Petrobras, por recibir un soborno de US$5 millones. El parlamentario rechazó tajantemente la denuncia y acusó al Ejecutivo de ser responsable de un "plan" para debilitarlo.
Con las irregularidades detectadas por el TCU en la opinión pública, Cunha se convirtió en el principal impulsor de llevar a la Mandataria a su destitución. Y no sería el único, pues según se informó en medios locales, el líder legislativo tiene sobre la mesa decenas de solicitudes para abrir procesos políticos en contra Rousseff.
Sin embargo, el diputado ha perdido credibilidad. Esto, luego de las acusaciones de corrupción en su contra y por mantener cuentas en Suiza relacionadas al sistema de sobornos de la petrolera estatal, que en 2015 le valieron la denuncia de la fiscalía por lavado de activos.
La Corte Suprema acogió la acusación en marzo y de ese modo, Cunha se convirtió en el único político brasileño con fuero en ser juzgado por el máximo tribunal.
Esta mancha en sus antecedentes, le ha significado perder parte del respaldo de los sectores de derecha con los que estaba aliado y ser protagonista de rumores de renuncia, los que no dudó en descartar. "No existe ni la menor posibilidad de que yo renuncie", enfatizó hace algunos meses.
Todo poderoso
Aún con las acusaciones en su contra, Cunha sigue en su puesto. Desde allí continúa moviendo las piezas en la Cámara, que este domingo votará en sesión plenaria si aprueba o rechaza la salida de Rousseff del poder. "Me siento como el árbitro de la final de la Copa del Mundo", comentó a sus aliados, según reportó el diario O Globo.
En el caso de que los parlamentarios decidan votar a favor del "impeachment" en contra de la jefa de Estado, el proceso pasará a ser evaluado por los miembros del Senado. Si aquello sucede y los legisladores de la Cámara Alta deciden que existen argumentos para continuar con el juicio, la ex guerrillera y primera Presidenta de Brasil deberá dejar su cargo por 180 días.
En esa instancia, quien asume el liderazgo del país de forma temporal es el vicepresidente Michel Temer, una de las grandes figuras del PMBD junto a Cunha. Ambos fueron denunciados por la Presidenta de ser los grandes ideólogos y "jefes" de la "conspiración" en su contra.
Sin embargo, para el infortunio de la Mandataria, el PMBD es el partido que cuenta con la mayor bancada en las dos cámaras. Por ello, expertos prevén que el gran poder e influencia del líder de los diputados logrará poner en jaque la supervivencia de Rousseff en el Gobierno de Brasil.