PARÍS.- El cambio climático favorece la proliferación del zika y otros virus transmitidos por mosquitos, advierten los expertos, en un momento en que Europa y Estados Unidos se preparan para afrontar una epidemia que ya causó estragos en América Latina.
El incremento de las temperaturas representa una amenaza en más de una forma, indicaron expertos antes de una importante "Cumbre del Zika", que se celebrará en París la semana próxima.
"El cambio climático ha contribuido a expandir el hábitat de los mosquitos", explicó Moritz Kraemer, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Oxford y autor de un nuevo estudio que ha trazado la zona donde viven dos especies que transmiten diferentes virus a los humanos.
Aedes aegypti -también conocido como el mosquito de la "fiebre amarilla"- es el principal vector del Zika, que se propagó en Brasil, Colombia y el Caribe desde fines de 2014, y que está vinculado a un incremento de malformaciones congénitas y trastornos neurológicos poco frecuentes en adultos.
El Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos confirmó esta semana que el virus provoca la microcefalia que reduce el cerebro del feto.
Otra especie, Aedes albopictus, también vive en la franja tropical del resto del mundo, pero contrariamente al aegypti, colonizó unos 20 países del sur de Europa desde principios de los años 1990.
Durante la última década, ha causado brotes de dengue y chikunguña, dos enfermedades virales que provocan fiebre alta, dolores de cabeza y musculares y en casos muy raros, la muerte.
Los tests de laboratorio demostraron que el albopictus es -en la jerga de los expertos- "competente" para transmitir el Zika, y por lo tanto podría causar su expansión en Europa.
"Veremos al virus del Zika en Europa el próximo verano", predijo Anna-Bella Failloux, viróloga del Instituto Pasteur que copatrocina esta conferencia de dos días a partir del 25 de abril. "Ya hemos visto este escenario en 2010 con el dengue y la chikunguña," recordó.
El Zika ya fue detectado en albopictus salvajes de África y Asia, indicó Lyle Petersen, encargada de la investigación de enfermedades infecciosas transmitidas por vectores del centro nacional para enfermedades infecciosas de Fort Collins, Colorado.
Humanos que infectan a mosquitos
La llegada de un virus a una nueva región por lo general ocurre cuando un mosquito es infectado por un humano y no al revés, destacan los investigadores.
Aquí también, el cambio climático agrava la situación, esta vez acelerando la transmisión del virus del Zika del estómago del mosquito a su saliva, ingresando al torrente sanguíneo de la víctima cuando el insecto la pica.
"A temperaturas más cálidas, este lapso de tiempo se acorta, favoreciendo que se produzca una transmisión antes de que muera el mosquito", dijo Petersen.
El tiempo de maduración del mosquito se reduce de dos semanas a una decena de días si la temperatura pasa de 25 a 28ºC. El propio virus se replica más rápido en condiciones más cálidas.
Los expertos señalan, sin embargo, que el cambio climático no es único -ni siquiera el más importante- factor.
"Es importante, pero el incremento de los intercambios internacionales en viajes y comercio -en pocas palabras, la globalización- son los más importantes", dijo Herve Zeller, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
Las armas disponibles
Además de los viajeros humanos, los huevos del Aedes son casi indestructibles y pueden sobrevivir a largos períodos de transporte a bordo de cargueros o aviones.
"Los mosquitos invasores o 'exóticos' pueden establecerse rápidamente", dijo Zeller.
La densidad de la población y las condiciones sanitarias son otros factores clave, fuera de la temperatura ambiente, responsables de que un brote en países pobres tenga consecuencias más grave que uno en el mundo desarrollado.
De momento, en ausencia de cura o vacuna contra cualquiera de estos virus transmitidos por los mosquitos, la única forma de frenar su expansión es evitar ser picado.
Eso significa reducir su número, a la vez eliminando el entorno que los favorece o exterminándolos, aunque los mosquitos se han vuelto resistentes a los insecticidas, que son a menudo a su vez tóxicos para los humanos.
En Brasil y Florida hay experimentos en curso con mosquitos modificados genéticamente. Otra estrategia es dispersar machos estériles que producen descendencia inviable o modificar la inmunidad del propio mosquito al virus.