VARSOVIA.- La actividad rusa cerca del espacio aéreo europeo de la OTAN ha aumentado un 70 % en los últimos dos años y la Alianza ha detectado cazas rusos que, en algunos casos, vuelan de manera "agresiva" y "peligrosa" muy cerca de sus aviones o barcos, pero mantiene la calma ante las provocaciones.
En un encuentro con prensa internacional, el teniente general Joachim Wundrak, responsable del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Uedem (Alemania), explica que "hay un mensaje detrás de los últimos incidentes, ya que Rusia nunca hace nada sin motivos",
Posiblemente, apunta, trata de reivindicar su papel como potencia con presencia aérea sobre aguas internacionales.
El ejemplo más reciente de lo que la OTAN califica de acciones "peligrosas" tuvo lugar el pasado 13 de abril, cuando dos cazas rusos Sukhoi SU-24 hicieron varios vuelos rasantes sobre un destructor de la Marina de EE.UU. en aguas internacionales del mar Báltico.
Los aviones rusos, que llegaron a situarse a nueve metros del buque, no tenían armamento visible, por lo que el barco no actuó, explicaron entonces los oficiales estadounidenses.
Estos alertaron, no obstante, de que este tipo de acciones pueden incrementar "innecesariamente las tensiones entre los países y podrían dar como resultado un error de cálculo o un accidente con lesiones serias o muertes".
Ante ese incremento de la tensión y el temor que reflejan medios y políticos de países de Europa Oriental por lo que consideran expansionismo ruso, Wundrak resta importancia a los últimos acontecimientos y asegura que la OTAN no ve a Rusia como un enemigo.
Tras dos años sin reunirse por la crisis ucraniana, el miércoles tuvo lugar el Consejo OTAN-Rusia, un encuentro en el que, según el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, se constató que persisten "profundos desacuerdos", aunque se apostó por mantener el diálogo abierto para intentar evitar incidentes entre sus actividades militares.
"Siempre le pido a nuestra gente que evite entrar en una escalada, que mantenga una actitud puramente defensiva y actúe con tanta transparencia como sea posible", explica Wundrak, quien subraya que la OTAN mantiene sus protocolos de acción de tiempos de paz al margen de que la situación política haya empeorado.
Esto no siempre es fácil para los pilotos de la OTAN, especialmente en los últimos dos años en los cielos del norte de Europa, con 289 incidentes protagonizados por aviones rusos en 2014 y 258 en 2015, la mayoría en aguas internacionales.
De manera habitual estos aviones suelen volar sin plan comunicado y con el transpondedor apagado, lo que contraviene las normas internacionales de aviación.
Es en las repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y Estonia) donde se producen más incidentes de este tipo, ya que el tráfico de aeronaves militares rusas entre Kaliningrado -enclave ruso situado entre Polonia y Lituania- y San Petersburgo es constante.
En ocasiones se han llegado a producir violaciones del espacio aéreo nacional, como las tres registradas en 2015 en Estonia o las dos en lo que va de año.
Según el coronel Jaak Tarien, comandante de las Fuerzas Aéreas de Estonia, estas irrupciones son breves, de menos de un minuto.
No obstante, critica la "poca profesionalidad" de Rusia, ya que sus aviones no se identifican ni muestran sus planes de vuelo, lo que pone en riesgo el tráfico aéreo civil.
La OTAN mantiene un despliegue especial con el objetivo de mantener la integridad del espacio aéreo de las tres pequeñas repúblicas bálticas fronterizas con Rusia, con una policía aérea bajo el control del centro de Uedem.
Esta misión comenzó con el ingreso de estos tres países en la OTAN en mayo de 2004 y trata de subsanar las carencias que tienen estas repúblicas, incapaces por su tamaño de tener una fuerza aérea en condiciones.
Las fuerzas de la Alianza se rotan para patrullar y, desde enero y hasta el próximo abril, la vigilancia corre a cargo de aviones F16 belgas y cuatro Eurofighter españoles ubicados en Lituania, con un contingente de 130 militares y ocho pilotos.
Los cazas españoles han interceptado en lo que va de misión un total de 14 aeronaves rusas que volaban sin identificar; la más destacada tuvo lugar el 28 de marzo, cuando interceptaron dos Sukhoi que escoltaban el avión en el que viajaba el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu.
"Me acerqué hasta el punto de poder saludar al piloto ruso", explica a Efe uno de los españoles que participó en la operación, que también quita hierro a la tensión entre Rusia y la OTAN a pesar de reconocer que los rusos han aumentado considerablemente su presencia y actividad en la zona.