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Golpizas, asfixias y ahogamientos: El crudo relato de un militar mexicano sobre los métodos de tortura

En entrevista con la agencia AFP, el uniformado en retiro explicó los pasos utilizados para obtener información y romper con los "pactos de silencio".

06 de Mayo de 2016 | 12:37 | AFP
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Reuters
MÉXICO.- Golpizas entre alaridos de dolor, asfixias con bolsas plásticas, ahogamientos en agua y choques eléctricos. Estos recuerdos atormentan el sueño de un militar retirado de México, quien sin embargo defiende la eficacia de la tortura para romper el "código de silencio" de los criminales.

"La información que se obtiene en los interrogatorios se convierte en inteligencia" para capturar grandes capos o rescatar gente secuestrada, explicó bajo el anonimato durante una entrevista con la AFP este veterano, que por más de 30 años se enroló en las tropas militares.

"De que hablan, hablan", dijo, al abogar porque se aplique a los delincuentes "la misma dosis (de tortura) que ellos aplican".

Esta inusual confidencia llega en momentos en que el gobierno de México intenta contener la vorágine de una serie de escándalos de tortura por parte de militares y policías, difícilmente disimulable incluso en las cifras oficiales.

En 2012, cuando el Presidente Enrique Peña Nieto asumió su mandato, hubo 287 denuncias de tortura a nivel federal. Para 2014, sumaban 2.403, según información de la fiscalía general que Amnistía Internacional obtuvo mediante una petición de información pública.

Del lado de las víctimas, son numerosos los casos documentados por diversas ONG e incluso la ONU. Del lado de los victimarios, el militar entrevistado por la AFP da su versión.

Cuando el interrogado se escuda tras "el famoso 'no lo sé', 'no lo conozco'", se le presiona primero con "un sometimiento de golpeo". Después vendrá el estrangulamiento al envolver la cabeza con una bolsa plástica, describió el ex mando, que presenció varios de estos interrogatorios.

Si se resiste, la bolsa se llenará de agua. "Cuando se les acaba el oxigeno, por ahí tienen que respirar y (el agua) se le va a meter entre las narices. Es una asfixia", detalló este veterano, que pidió no revelar su grado en la jerarquía militar ni la fuerza armada a la que perteneció.

Después vendrá la electrocución. "Hay que mojarlos, hay que darles toques" eléctricos, dijo, al asegurar que numerosos militares y policías fueron "completamente despedazados, decapitados, torturados" al caer en manos de criminales.

El ex militar -que fue desplegado a los extremos este y oeste de la frontera de México con Estados Unidos, dos de los puntos más peligrosos- asegura que él y muchos de sus compañeros temen represalias contra sus familias y padecen estrés postraumático.

"¿Usted cree que yo voy a dormir tranquilamente mis cuatro horas de descanso escuchando los gritos? Gritos de lo que se está llevando a cabo, una tortura", preguntó, al explicar que, "espiritualmente hablando", llega a sentir culpa.

Una disculpa


En 2014, la ONU denunció una situación "generalizada" de tortura por parte de militares y policías en un ambiente de "impunidad".

El gobierno de Peña Nieto lo rechazó tajantemente, pero un nuevo escándalo estalló en abril, cuando se divulgó por internet un video que muestra a dos militares y una policía federal torturando a una mujer.

Días después, el grupo de expertos extranjeros que investigó la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa señaló casos de tortura contra detenidos por este crimen.

Y la semana pasada, en un hecho histórico, un general del Ejército que ordenó en 2008 la electrocución de un detenido y la incineración clandestina de su cadáver fue condenado a 52 años y medio de prisión.

"Cuando imitas una guerra, se desprenden todos los elementos negativos: el enfrentamiento, los militares acosados por el crimen organizado que responden con sentimiento de defensiva individual", estimó Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Tras la difusión del video, el ministro de Defensa ofreció disculpas públicas, algo inédito, pero subrayó que se trataba de hechos "aislados".

"Eso también se decía en las dictaduras de Sudamérica. No pueden decir que es sistemático, un protocolo", estimó Gustavo Fondevila, investigador del prestigiosos Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

El veterano militar también encuentra contradicciones en las disculpas.

"La orden (de torturar) viene de ellos (...) Quieren resultados porque la ciudadanía ya no aguanta la inseguridad (...) Nosotros cumplíamos las órdenes, nada más", sentenció.

"Los famosos derechos humanos de los que habla actualmente la administración de Peña Nieto, para nosotros los que fuimos militares, es lo más absurdo que podemos encontrar (...) ¿Dónde están entonces nuestros derechos como militares?", dijo, al mismo tiempo que negó haber torturado a inocentes, pese a la encuesta en la que el 30,5% de los reclusos federales reconocieron que se declararon culpables para evitar más sufrimiento.
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