PARIS.- El primer ministro de Francia, Manuel Valls, aseguró hoy que no retirará su polémico proyecto de reforma laboral, ya que lo cree necesario para dinamizar el empleo, relanzar la economía y recuperar la autoestima de los franceses en su propio país.
"Los franceses vivimos una especie de depresión nacional o más bien de falta de confianza en nosotros mismos que acentúa los temores. A veces hay demasiado pesimismo en nuestra sociedad, un sentimiento de declive, de una Francia que pierde su lugar en el mundo", consideró el jefe del Gobierno galo.
En una entrevista publicada hoy en el diario "Le Parisien", Valls aseguró que su patriotismo le hace rechazar esa visión decadente de Francia y sostuvo que se aprecian "signos positivos" en los que apuntalar el optimismo, como "el crecimiento económico, la inversión de las empresas, el consumo de los hogares y el paro, que comienza a bajar".
"Pero para hacer bajar el paro, las empresas tienen que ser competitivas", agregó el jefe del Ejecutivo.
Valls defendió que su proyecto de reforma laboral apunta en esa dirección y aseguró que ni retirará el texto ni eliminará el polémico artículo 2 del anteproyecto de ley, que privilegia los acuerdos entre empresarios y trabajadores frente a los convenios colectivos.
"Retirar el texto sería malo para los asalariados. Mi puerta está siempre abierta, siempre estoy dispuesto a hablar", subrayó Valls, tras una dura semana de protestas en las que la Confederación General de Trabajadores (CGT) ha intensificado su oposición a la reforma, con bloqueos en sectores estratégicos como el petrolero y la electricidad.
El primer ministro lamentó que el sindicato CGT haya "elegido una estrategia muy dura, de callejón sin salida"
"Lo que no acepto son los bloqueos de puertos, refinerías y depósitos (de combustible) que atentan contra la libre circulación, molestan a los trabajadores y a aquellos que buscan empleo. En general son los más modestos los que padecen esta situación. Sobre todo en un momento en el que la recuperación económica está ahí", agregó.
Valls, que este sábado recibirá a los representantes del sector petrolero francés, tras varios días de escasez de gasolina por las protestas, cree que el movimiento de contestación contra una reforma que, según las encuestas, rechaza el 70 % de la población, "no se va a amplificar", aunque se declaró prudente porque no practica la "meteorología social".
"No obstante, la violencia me preocupa. Hay radicalidad en la sociedad, si el movimiento continúa así, llegaremos a una situación sin salida. Mi responsabilidad, como jefe del Gobierno, es garantizar que los franceses se pueden aprovisionar de gasolina, que los bloqueos no penalizan a las empresas", señaló.
La próxima semana continuará la protesta sindical contra la reforma con una larga serie de huelgas en los transportes, algunas de ellas indefinidas.