WASHINGTON.- Una férrea ambición, un afán por trabajar a veces un tanto obstinado y algo de arrogancia: Hillary Clinton es considerada una de las mujeres más "duras" en la política estadounidense, y tras este "super martes", hizo historia al convertirse en la primera mujer en ser la candidata virtual de un gran partido para las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
"Gracias a ustedes alcanzamos un hito, es la primera vez en la historia de nuestro país que una mujer se convierte en candidata de un gran partido", dijo tras su victoria en el estado de Nueva Jersey, durante un acto en Nueva York con miles de seguidores.
Clinton avanzó con paso firme en unas primarias demócratas en las que tuvo que hacer frente a la tenaz campaña de su opositor, Bernie Sanders, quien cosechó apoyos de muchos votantes, especialmente entre los más jóvenes.
A sus 68 años, la ex secretaria de Estado no se deja intimidar fácilmente por las dificultades, como tampoco lo hizo su marido, el ex presidente Bill Clinton.
Según el periodista Carl Bernstein, el padre de Hillary se comportaba en casa prácticamente como un instructor militar, lo que la convirtió en una luchadora. Nacida en Chicago, estudió en la elitista universidad de Yale. Allí conoció a su marido, ambicioso como ella, y juntos planearon una carrera política conjunta.
En sus años como primera dama, entre 1993 y 2001, conoció la Casa Blanca de primera mano. Abogada de profesión y madre de una hija, Chelsea, Hillary Clinton impresionó con un estilo seguro de sí mismo pero no siempre políticamente adecuado.
Tuvo una voz propia y colocó en la agenda política el tema de la salud. Su equipo, conocido como "Hillaryland", estaba considerado como una isla de colaboradores extraordinariamente leales.
Algunos analistas están convencidos de que Bill Clinton nunca habría conseguido llegar a la presidencia de no haber contado con la ayuda de su mujer, que incluso permaneció junto a él tras el escándalo de su "affaire" con la becaria Monica Lewinsky.
El espíritu luchador de Hillary Clinton quedó patente también al no haberse retirado de la política tras la amarga derrota que sufrió en las primarias demócratas de 2008 frente a Barack Obama.
Tras la victoria de Obama en las elecciones presidenciales, Clinton renunció al puesto de senadora por Nueva York para convertirse en secretaria de Estado. Durante los cuatro años que estuvo en ese puesto, entre 2009 y 2013, visitó 112 países y recorrió más de un millón de kilómetros.
Su legado como jefa de la diplomacia estadounidense quedó, sin embargo, empañado por los fallos de seguridad en el consulado libio de Bengasi, donde fueron asesinados cuatro diplomáticos en un ataque terrorista.
Pero tampoco ese episodio la disuadió de un nuevo intento para luchar por la presidencia del país en 2016. Es este empeño lo que hace que millones de estadounidenses la consideren como el modelo de mujer moderna a seguir.
En política exterior, que fue su especialidad al lado de Obama, se la considera más firme que él, pero no tan conservadora como los republicanos. Incluso hizo gala de sus conocimientos para atacar a quien muy seguramente será su rival en las elecciones, el candidato republicano Donald Trump, a quien describió como "temperalmente indecuado" para la presidencia de Estados Unidos.
Clinton critica a Trump por no delinear una doctrina en política exterior coherente y por su desconocimiento en política internacional. La pre candidata ha dicho que Trump no es confiable para liderar a los militares estadounidenses o manejar su arsenal de armas nucleares.
Las declaraciones de Trump sobre temas como el compromiso de Estados Unidos con la OTAN, la proliferación de armas nucleares y el empleo de la tortura demuestran, según Clinton, lo poco que sabe sobre Estados Unidos y el mundo.
La ex primera dama subrayó que Estados Unidos necesita "mantenerse junto a sus aliados" y que Rusia y China no tienen la fuerza de las alianzas estadounidenses y que les encantaría verlas debilitadas bajo una potencial presidencia de Trump. "Si gana Donald Trump, estarán celebrando en el Kremlin. No podemos permitir que eso suceda", advirtió Clinton hace algunos días.
En lo económico, Clinton es definida como liberal pero preocupada también por lo social. Defiende las inversiones públicas en infraestructura y educación y el apoyo a los más desfavorecidos. Al igual que Obama quiere más impuestos para los ricos y más protección para la clase media. Pero también está en contra de un endeudamiento elevado y de un sistema social ineficiente.
Sus posturas en cuanto a las políticas migratorias son muy similares a las de Obama. Al igual que el presidente, defiende que se allane el camino a la legalidad a las millones de personas que viven en el país sin papeles. A la vez, quiere aumentar la seguridad en las fronteras.
Hillary Clinton defiende el matrimonio igualitario claramente desde 2013, cuando aseguró que "los derechos homosexuales son derechos humanos". En cuanto al aborto, defiende el derecho de la mujer a decidir qué hacer al respecto, aunque personalmente está en contra y asegura que se trata de una "trágica decisión para muchas mujeres".
En cuanto al cambio climático, defiende la protección medioambiental y la introducción de un comercio de derechos de emisiones. Pero parece dar más importancia que Obama a los intereses económicos y empresariales.