ISLAMABAD.- Al menos 31 personas murieron y 24 desaparecieron arrastradas por el aumento de los caudales provocado por las fuertes lluvias que azotaron en las últimas horas el noroeste de Pakistán, en una zona de difícil acceso y que fue declarado en estado de emergencia.
"Los desbordes arrastraron a 31 personas la pasada noche en el distrito de Chitral", en Khyber Pakhtunkhwa, dijo el portavoz de la Autoridad de Gestión de Desastres en esta provincia, Latif ur Rehman.
El representante aseguró que "todos ellos están muertos", aunque por ahora solo se pudo recuperar siete de los cadáveres.
Los siete fallecidos se encontraban en una mezquita cuando se produjo el desborde en la localidad de Ursoon, cerca de la frontera con Afganistán, y sus cuerpos fueron encontrados en el lado afgano, afirmó Rehman.
Otras diez personas arrastradas por el caudal en la mezquita siguen desaparecidas en esta aldea, donde las lluvias torrenciales comenzaron hacia las 21.30 horas de ayer (16.30 GMT), indicó.
"También arrastraron un puesto de control militar y ocho militares están desaparecidos", además de que 35 casas resultaron destruidas y 47 sufrieron daños en la zona afectada, señaló esta fuente.
El portavoz subrayó que "se ha impuesto el estado de emergencia en el distrito, al que hay dificultades para llegar a las zonas afectadas al ser un área remota. En algunas se ha llevado a los afectados a zonas seguras y se les ha dado comida".
"Los sistemas de telecomunicaciones se han visto también afectados", apuntó.
El Primer Ministro paquistaní, Nawaz Sharif, pidió a los organismos de emergencias que aceleren las labores de rescate y ayuda, en un comunicado en el que expresó su pesar por las muertes.
El pasado abril, las fuertes lluvias en el país asiático causaron 92 muertos y miles de afectados, la mayoría en Khyber Pakhtunkhwa.
Las lluvias dejan cada año importantes daños personales y materiales en países del sur de Asia, especialmente durante el periodo del monzón entre junio y septiembre.
Las peores inundaciones de la historia paquistaní ocurrieron en 2010 tras un monzón extraordinariamente intenso y un deshielo estival también especialmente abundante, que causó unos 2.000 muertos y más de 20 millones de damnificados.
