ANKARA.- El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo el sábado a la nación que su gobierno está al mando del país, tras un intento de golpe de Estado que desató una noche de explosiones, batallas aéreas y disparos en la capital, con decenas de muertos.
Más de 1.500 militares fueron detenidos en todo el país, dijo un funcionario destacado del gobierno que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a la prensa. La agencia estatal de noticias Anadolu informó de al menos 90 muertos en enfrentamientos y más de 1.100 heridos.
Coroneles y generales implicados en la rebelión fueron destituidos y tropas leales rescataron al jefe del Ejército, que estaba retenido en una base aérea a las afueras de Ankara.
El presidente afirmó que los partidarios del levantamiento "pagarán un alto precio por su traición a Turquía", según la transcripción de las declaraciones del gobernante entregada por su despacho.
"Aquellos que manchen la reputación de las fuerzas militares deben irse. El proceso ha comenzado hoy y continuará mientras continuamos combatiendo a otros grupos terroristas", añadió.
El jefe del Estado Mayor, el general Hulusi Akar, estaba tomando el mando de la operación contra los golpistas, indicó CNN-Turk.
Los combates continuaban el sábado de madrugada y los sonidos de fuertes explosiones seguían resonando en Estambul y la capital, Ankara, incluida al menos una bomba que golpeó el complejo del Parlamento. Imágenes de televisión mostraban cristales rotos y otros escombros tirados por un vestíbulo que lleva al salón de asambleas de la cámara.
Miembros del gobierno, que atribuyeron el golpe a un clérigo islamista afincado en Estados Unidos, afirmaron que el levantamiento había fracasado, después de que los turcos se hicieran a la calle durante la noche para confrontar a las tropas que intentaban tomar el país.
El caos corona un periodo de agitación política en Turquía de la que se culpa al gobierno cada vez más autoritario de Erdogan, y que ha incluido una reorganización del gabinete, represión contra disidentes y la prensa opositora, y la renovación del conflicto con las zonas curdas del sureste.
Turquía, miembro de la OTAN, es un socio crucial en los esfuerzos que encabeza Estados Unidos para derrotar al grupo Estado Islámico, y ha permitido que jets estadounidenses utilicen la base aérea de Incirlik para efectuar misiones contra los extremistas en Siria e Irak.
Erdogan viajó en avión a primeras horas del sábado al aeropuerto de Ataturk, en Estambul, y fue recibido por una gran multitud.
Allí dijo a la muchedumbre que los militares rebeldes "Han apuntado las armas del pueblo contra el pueblo. El presidente, al que el 52% de la gente llevó al poder, está al mando. El gobierno al que el pueblo llevó al poder está al mando. No tendrán éxito mientras nos plantemos contra ellos arriesgándolo todo".
El jefe de la policía turca, Celalettin Lekesiz, indicó el sábado por la mañana que 16 golpistas habían muerto en enfrentamientos en el centro de mando de la policía militar turca.
En imágenes emitidas por CNN-Turk se veía a docenas de soldados caminando entre tanques con las manos en alto, rindiéndose a las fuerzas del gobierno en el puente del Bósforo, en Estambul. Sobre el suelo se veía material militar abandonado. La gente, algunos ondeando banderas, trepó sobre los tanques.
El primer ministro, Binali Yildirim, convocó una reunión de emergencia con todos los legisladores el sábado, dijo Anadolu.