SANTIAGO.- Este jueves, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) confirmó la suspensión contra la Federación de Atletismo de Rusia de participar en los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro que comenzarán el 5 de agosto, por los numerosos casos de dopaje detectados últimamente.
Una medida que afecta a, hasta el momento, 68 atletas rusos, pero que incluso podría ampliarse mientras se está a la espera de la resolución tras los resultados del informe McLaren, que demostraron que hay toda una política de Estado detrás de la aplicación de sustancias ilícitas en deportistas para mejorar su rendimiento, desde los JJ.OO. de invierno realizados en la ciudad rusa de Sochi en 2014.
Así, de acuerdo al informe, se detectó que el programa de dopaje ruso generó al menos 312 resultados falsos de controles, con la intención de favorecer a los deportistas y permitirles competir con una aparente ventaja extra deportiva.
Con esta denuncia se revela un aspecto fundamental: no se tratan de hechos aislados, sino que detrás de todo esto hay todo un aparataje estatal, cuyas motivaciones van más allá de los logros deportivos, sino que hay razones políticas y también económicas que habrían llevado al Kremlin a llevar a cabo este plan entre 2011 y 2015.
Razones políticas y económicas
"En primer lugar, el problema claramente es político", explica a Emol la historiadora rusa Olga Ulianova, académica de del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago (USACh). Para esta profesora, la realidad actual evoca lo ocurrido durante la Guerra Fría, donde "el uso del doping estuvo presente por ambos lados y fue uno de los frentes" ocupados por el bloque socialista y Occidente para demostrar su supremacía.
En aquellos tiempos, según la académica, los organismos de control de doping jugaban un rol importante, ya que tanto la Unión Soviética como Estados Unidos buscaban que sus medicamentos no estuvieran en la mira de las agencias antidopaje, pero sí los utilizados por sus rivales. "Eso fue lo que en la última década se recuperó de alguna manera", argumenta.
Y es esto lo que quiere demostrar ahora el Gobierno de Vladimir Putin: que el mundo vea la superioridad rusa, dominando ni más ni menos que a Estados Unidos. Es decir, que el planeta se rinda a los pies de Rusia.
No obstante, Ulianova explica que, a diferencia de lo ocurrido durante el siglo XX, ahora se agrega otro factor, que tiene que ver con las políticas comerciales y publicitarias. "Es decir, si en los tiempos de la Guerra Fría sólo fue en la búsqueda de la grandeza del Estado, hoy día también tiene que ver con la búsquedas de los deportistas y los clubes deportivos de nichos que les permitan el éxito deportivo expresado también en los posteriores contratos publicitarios", explica.
"El mundo deportivo ruso está metido en eso, tanto en la línea de la búsqueda de la grandeza de la potencia, es decir tener excelentes resultados (y eso se mostró claramente en los Juegos de Sochi), pero también la búsqueda de los espacios protegidos permite el éxito publicitario comercial de los deportistas específicos que usan este tipo de doping", agrega.
Las posibles consecuencias políticas
Ahora, habrá que ver las posibles consecuencias políticas que traerá este problema al gobierno ruso. Así, mientras el ministro de Deportes, Vitali Mutko, está en la mira de todo el mundo, su mano derecha, Yuri Nagornij, fue suspendido después de la publicación del informe McLaren, al ser sindicado como uno de los responsables del escándalo.
En lo que respecta al discurso que ocupará el Kremlin al respecto, Ulianova es clara: "el discurso del Presidente Putin es un discurso nacionalista, donde 'Occidente nos quiere perjudicar en todo y está haciendo todo para perjudicarnos'. Entonces, frente a eso, el discurso oficial en Rusia dice que ellos (Occidente) inventaron todo eso y que en Rusia no son corruptos y se está basando en el testimonio de un sólo personaje y se está perjudicando a los deportistas rusos".
"Ante los ojos de la población rusa, más bien se crea una imagen negativa de Occidente", explica, aunque recalca que será interesante ver qué escándalos analizarán los organismos internacionales, ya que algunos que impliquen a ciertos países podrían ser ignorados.
"El mundo de la organización del deporte es una instancia bastante compleja y donde hay bastantes índices de corrupción, no solamente en la FIFA. Entonces, yo creo que cuando hoy día desde el mundo de la organización del deporte ruso hay voces que se defienden apelando a intereses creados, corrupción, etc., es difícil poner las manos al fuego", agrega Ulianova.
Los grandes perjudicados
Las últimas investigaciones contra Rusia podrían tener un resultado catastrófico para ese país: la eliminación de todos sus deportistas de los Juegos de Río, es decir, el fin a cuatro años de preparación y a la posibilidad de colgarse una medalla olímpica.
"Quienes son, podríamos decir los 'beneficiarios' del sistema de dopaje pero resultan ser víctimas ahora son los propios deportistas", explica Ulianova, quien asegura que la situación de ´éstos en Rusia es "bastante compleja".
Esto, porque "en la medida de que el sistema de la preparación de los deportistas sea una especie de asunto de Estado para países como Rusia, tampoco los deportistas tienen libertad plena para decir 'yo no voy a usar esto'. Es decir, están amarrados por el sistema".