FILADELFIA.- Si Hillary Clinton llega a la Presidencia, sus asesores aseguran que Bill Clinton no asistirá con regularidad a las reuniones del gabinete. No estará invitado a la Sala de Situaciones. Deberá alejarse del trabajo de la fundación de la familia y quizá ni siquiera tenga una oficina en el Ala Oeste, pues resulta poco atractiva la imagen de un ex Presidente y esposo mirando por encima del hombro de la primera comandante en jefe.
Sin embargo, el problema es otro. La historia ha demostrado que cuando Bill Clinton no tiene nada que hacer, se mete en problemas.
Durante un momento de parálisis del Gobierno en 1995, el Presidente Clinton comenzó su amorío con Mónica Lewinsky. En los años siguientes a su salida de la Casa Blanca, los tabloides publicaron historias sobre su amistad con playboys adinerados. Y cuando lo dejaron por fuera de la campaña presidencial de Hillary, Bill se rebeló y comenzó a arremeter en contra de Barack Obama. En épocas más recientes, su conversación en una fiesta con el empresario Mark Cuban y su encuentro en la pista de un aeropuerto con la fiscal general Loretta Lynch han sido pequeñas alertas de que, cuando el ex Presidente tiene tiempo libre, puede crear distracciones peligrosas para su esposa.
"Le encanta meterse en todo, nadie disfruta la política y las políticas tanto como Bill Clinton", comentó Mickey Kantor, amigo de antaño y secretario de Comercio durante su gobierno. “Le encanta tener un objetivo, y necesita tenerlo".
Saber aprovechar las habilidades del Presidente, y contener sus impulsos menos productivos, será una prueba difícil para Hillary. La candidata lo considera su confidente más confiable y un consejero en materia de seguridad nacional y economía, según sus asesores; uno de ellos recordó cómo, en un juego reciente de golf, Bill recibió varias llamadas y correos electrónicos de Hillary antes de llegar al hoyo número 14.
"Su relación como Presidente en funciones y ex Presidente sería un tema muy muy delicado en un principio, por lo que tendrían que elaborar con gran cuidado las reglas que aplicarán en el camino, por su propia seguridad", opinó David Gergen, quien fue asesor sénior de varios presidentes, incluido Bill Clinton.
"Por ejemplo, en este momento muchos se dedican a evaluar su legado, y es evidente que esto le molesta, así que podría estar tentado a reescribir la historia de su presidencia en parte a través de su influencia en las políticas de Hillary como Presidenta", añadió Gergen. "Ambos deben tener mucho cuidado en este aspecto".
Colaboradores de Bill Clinton aseveraron que no lo habían escuchado expresar interés en ser enviado de paz para Medio Oriente.
También resaltaron que cada opción tiene una posible desventaja: Clinton podría eclipsar a Hillary o aislarla si ella tiene problemas para superar su autoridad, o podría convertirse de nuevo en el blanco político de los republicanos.
A diferencia de Hillary Clinton, quien no conocía Washington cuando se convirtió en primera dama, el ex Presidente trae consigo un sinnúmero de relaciones políticas, experiencia diplomática y un amplio conocimiento sobre los problemas y crisis que enfrentan los presidentes. Él podría hacer llamadas discretas a gobernadores, miembros del congreso y líderes empresariales, o desempeñar un papel importante en negociaciones entre líderes extranjeros o en zonas de conflicto alrededor del mundo.
"Nunca ha habido un ex Presidente que, siendo un emisario itinerante tras bambalinas, tuviera tanto poder para hablar en representación de un presidente en funciones", expresó Douglas Schoen, antiguo asesor y entrevistador de Bill Clinton. "Cuenta con habilidades únicas para ser su consejero y pienso que le encantaría hacerlo, porque tiene un intelecto muy inquieto y comprometido. Lo único que tiene que hacer ella es canalizar sus acciones de manera adecuada".
Algunos asesores piensan que el Presidente Clinton no necesariamente estaría en la Casa Blanca de tiempo completo. Lo más probable es que la pareja conserve su hogar en Chappaqua, Nueva York, y quizá él siga trabajando en Manhattan con su fundación o en sus oficinas privadas.
Cuando esté en Washington, más que dedicarse a planear las actividades sociales de su esposa, es probable que actúe como su protector en la Casa Blanca. Algunos amigos de los Clinton expresaron que podían verlo seguir el ejemplo de Nancy Reagan, quien podía parecer agresiva cuando trataba de garantizar que todo el personal buscara lo mejor para el Presidente Ronald Reagan.
"Será su partidario, su abogado, y si cree que el personal no la protege, tendrán conversaciones privadas al respecto", indicó Kantor. "Él no intervendría", añadió, "de ninguna forma negativa".
Sin embargo, en este momento, indican los asesores, debe concentrarse en lograr que Hillary Clinton sea electa.
"Es extraordinario", afirmó Gergen. "Sería la primera presidenta de la historia que deba proteger el legado de dos presidentes. Además, me parece que su presidencia lo redimiría en cierta medida, pues significaría que el país considera los años buenos de Clinton y por eso quiere que esta pareja regrese a la Casa Blanca".