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Cooperativas en huelga: El conflicto minero que derivó en el asesinato del viceministro de Interior en Bolivia

El jueves, Rodolfo Illanes murió en el marco de las protestas de trabajadores mineros que hace días bloquean las principales rutas del país. Una paralización producida por el rechazo a la sindicalización y marcada por constantes hechos de violencia.

26 de Agosto de 2016 | 10:16 | Emol
SANTIAGO.- Durante las primeras horas de este viernes se confirmó el fatídico desenlace de las protestas de los cooperativistas mineros que afectan al país altiplánico: la muerte del viceministro de Interior, Rodolfo Illanes, quién habría fallecido presuntamente producto de los golpes.

El conflicto que derivó en el asesinato de la alta autoridad ya se extiende por dos semanas, desde que la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia (Fencomin) anunció que realizaría un paro indefinido y un bloqueo de carreteras.

¿La causa? El rechazo a la nueva normativa impulsada por el Gobierno del Presidente Evo Morales que modifica la legislación establecida para las cooperativas, que reconoce la sindicalización de los trabajadores del sector. Además, la nueva medida les impediría a las mineras mantener contratos con empresas privadas para la exploración y desarrollo de los recursos que tiene en sus manos.

"No queremos sindicatos en nuestro sector. Todos somos socios y no tenemos una relación de patrón a obrero", aseguró el vicepresidente de la Confederación Nacional de Cooperativas de Bolivia (Concobol), Albino García.

Aunque las manifestaciones toman especial relevancia este año, el conflicto se remonta a 2014, cuando el Ejecutivo dio paso al debate de la modificación a la ley. En esa ocasión, también se llevaron a cabo violentas manifestaciones que dejaron a dos mineros fallecidos.

Violencia y bloqueos


Desde el pasado 10 de agosto, 5.200 cooperativistas cumplieron su anuncio y bloquearon las principales rutas del país que unen las ciudades de Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, Potosí, Sucre, Tarija y La Paz.

No obstante, el mismo día de comenzadas las protestas, también se dio paso a los actos de violencia. Las autoridades altiplánicas denunciaban que al menos 40 policías habían sido capturados y mantenidos como rehenes por los mineros, y que tras ser liberados, varios de ellos presentaban heridas cortopunzantes y golpes. Dicho actuar habría respondido a la detención de al menos 80 manifestantes en el marco de los enfrentamientos. "Con estas actitudes violentas pretenden chantajear al Gobierno", dijo en aquella ocasión el ministro del Interior, Carlos Romero.

Con los constantes llamados al diálogo de las autoridades gubernamentales, los cooperativistas suspendieron su paralización por algunos días. Esto, hasta el 19 de agosto, cuando el Presidente Morales dio el vamos a la criticada normativa y firmó su promulgación. "Todos los sectores tienen el derecho a sindicalizarse y a organizarse para defender los derechos (de los trabajadores), misión cumplida", sostuvo el Mandatario.

El temido anuncio volvió a realizarse. Desde La Paz, el presidente de la Concobol, Albino García, unas horas después de la firma del jefe de Estado, afirmó que volverían a movilizarse a partir del lunes 23. "La respuesta del Gobierno es un saludo a la bandera. Se implementa todo tipo de acción, de movilizaciones. Podrán ser bloqueo de carreteras, manifestaciones en las calles o toma de algunas instalaciones del Gobierno".

La tensión volvió a escalar y los actos de violencia se volvieron más notorios. Los mineros salieron a las vías con armas de fuego e incluso, con paquetes de dinamita. Mientras, la policía también con armas y gases lacrimógenos intentaba repelerlos. Esto hasta que este miércoles el máximo dirigente de la Fencomin, Carlos Mamani, acusó que uno de sus afiliados falleció en Cochabamba, tras haber sido alcanzado por un disparo. "Los compañeros están más enfurecidos y seguramente se van a radicalizar mucho más, eso es lo que está buscando el Gobierno", advirtió. Era el tercero de los movilizados en morir producto de los enfrentamientos.

Un día después, surgió la noticia de que el viceministro del Interior había sido secuestrado durante su visita a Panduro, donde está focalizado el conflicto. Su intención era lograr concretar el diálogo con los cooperativistas de la zona. Su fallecimiento fue oficializado la madrugada de este viernes y se cree que agravó aún más el conflicto. El Presidente Evo Morales decretó duelo nacional de tres días por su muerte.
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