SANTIAGO.- El miércoles fue un día especial para Cristovão Flores, un joven hijo de padres chilenos que a sus 31 años
instaló un campamento en Sao Paulo el 19 de marzo en el que congregó alrededor de 130 personas que exigían la salida de la -ahora destituida- Presidenta Dilma Rousseff.
Las calles de Sao Paulo se decoraron con personas envueltas en banderas de Brasil, caras pintadas, muñecos inflables de caricaturas de la Presidenta y carteles en contra de la corrupción que apoyaban la iniciativa que Cristovão llevó a cabo junto al resto de los manifestantes.
Así, la efervescencia en una de las ciudades más grandes de Brasil fue total tras cumplir lo que Flores tanto anhelaba: que Rousseff fuera sacada del poder.
"El tema sigue en pie, nosotros vamos a retirar el campamento porque cumplimos nuestra meta y creamos un grupo de resistencia a la corrupción (...) sabemos que la solución no es sólo la salida de Dilma ya que sabemos que existe una contaminación de políticos corruptos en el país", consignó.
Así como Cristovão, varios chilenos o hijos de chilenos residentes en Brasil fueron testigos de la histórica jornada del miércoles, aunque con matices. Ese fue el caso de Mariana Espina, quien vive hace 25 años en Belo Horizonte, la ciudad natal de Dilma Rousseff. Según contó a Emol, minutos después de que se supo la decisión que determinaría el futuro de la Mandataria "se escucharon algunos bocinazos de los que eran favorables al impeachment".
En tanto, según cuenta María Cristina Pessoa, hija de madre chilena y quien vive en Río de Janeiro, tras la decisión de destituir a la jefa de Estado, grupos de sindicatos se manifestaron en las calles reclamando por el hecho ocurrido.
Aún así, Pessoa indicó que "estas protestas ya se estaban dando desde antes de la destitución, además por los Juegos Paralímpicos la situación está muy normal".
Mariana Espina y Cristovão Flores comparten el relato de Pessoa y aseguraron que desde el jueves la situación en sus ciudades es completamente normal y que la gente trabajó y realizó sus actividades rutinarias. Esto, pese a las protestas registradas en algunas partes del país de los partidarios de Rousseff.
Aunque en Belo Horizonte, existieron algunas excepciones. "Una amiga mía trabaja en un puesto de salud que es para gente pobre en las favelas y todas las personas que estaban agendadas no fueron. No sé si fue por miedo, si están preocupados o qué", comentó Mariana Espina.
Lo que viene: Michel Temer
Incluso la ex Mandataria lo tildó de "traidor" en vista de que su partido político fue uno de los impulsores del proceso del impeachment que depuso a la Presidenta de su cargo el miércoles.
Las críticas que se han realizado a Temer no vienen solo de la ex jefa de Estado ni de su colectividad, el Partido de los Trabajadores (PT), sino que los ciudadanos también tienen dudas que cómo será el desempeño del recién asumido Presidente.
"El problema es que salimos de una corrupción para entrar en otra. Por un lado se sintió un alivio que Dilma dejara el poder, pero es no total porque no se sabe lo que viene. Dicen que Temer es de temer", aseguró Mariana Espina.
Al contrario de Espina, Cristovão Flores añadió que "yo creo que es muy temprano para condenarlo (...) mi única opción es confiar que él quiera venir a hacer algo bueno por el país".
