SANTIAGO.- Conocido como "el Frank Underwood brasileño", en referencia al connotado protagonista de la serie "House of Cards", Eduardo Cunha, vivirá una de sus peores jornadas políticas: este lunes a las 19:00 horas, el ex presidente de la Cámara de Diputados deberá exponerse al escrutinio de sus pares en un proceso que podría despojarlo de su cargo de legislador.
Influyente político y férreo opositor al Partido de los Trabajadores (PT), adquirió especial relevancia al ser señalado como quien ideó el proceso de juicio político en contra de la ahora destituida Presidenta Dilma Rousseff, y de utilizar sus influencias en el Parlamento para concretar su salida del poder.
Hoy, no obstante, es su turno de estar en el banquillo de los acusados. Está en el centro de la polémica tras ser acusado de "falta de decoro parlamentario", por haber mentido sobre la titularidad de cuentas en Suiza, las que se presume, habría utilizado para el blanqueamiento de activos.
Poderoso opositor
Economista de 58 años, su lanzamiento a la fama se produjo a través de un programa radial de Río de Janeiro. Cuando obtuvo su cargo, lo celebró con una ceremonia en una iglesia evangélica y poco a poco se convirtió en uno de los parlamentarios con mayor influencia en el Congreso brasileño.
En un comienzo, el prominente diputado del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) fue miembro del oficialismo, en el marco del acuerdo entre su colectividad y el PT. Sin embargo, ello no duraría por siempre. El legislador le declaró la guerra a Rousseff, luego de que se le acusara de estar involucrado en el escándalo de corrupción de Petrobras. Cunha rechazó tajantemente la denuncia y acusó al Ejecutivo de ser el responsable de un "plan" que buscaba perjudicarlo.
Como represalia, según analistas, en 2015 decidió dar el vamos a una acusación en contra de la ex jefa de Estado e impulsar el quiebre de la alianza gubernamental entre el PMBD y el PT, que se debilitó en gran medida producto de la maniobra de Rousseff de nombrar como ministro a su padrino político, el cuestionado ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para salvarlo de las investigaciones en su contra.
Acusaciones en su contra
A pesar de su gran poderío, Cunha perdió mucha credibilidad al ser involucrado en las irregularidades de Petrobras. Tras una investigación, en el marco de la operación conocida como "Lava Jato"("lavado de autos"), el Ministerio Público brasileño acusó al legislador de recibir sobornos por un total de US$5 millones entre 2006 y 2012, y de mantener una serie de cuentas en Suiza, presuntamente utilizadas para el lavado de dinero.
Sin embargo, debido a su fuero parlamentario, sólo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) podía juzgarlo. Así, en marzo de este año, la máxima corte decidió aceptar las acusaciones sobre Cunha, convirtiéndolo en el único político brasileño con fuero en ser procesado.
Pero las complicaciones del parlamentario evangélico no se limitaron al ámbito judicial. Ese mismo mes, sus pares diputados decidieron, por medio de la Comisión de Ética de la entidad, someterlo a un juicio político con miras a su destitución. Producto de ello, en mayo fue suspendido provisionalmente de su cargo de presidente de la Cámara, al cual posteriormente renunciaría de forma definitiva.
A pesar de eso, Cunha decidió mantener su escaño como diputado. Un puesto que hoy podría perder también si la votación sigue los patrones de las última encuesta de O Globo, que pronostica que 297 de los 513 diputados -40 más de los requeridos- votarán en su contra, incluyendo al menos veinte de su propio partido. Algo que, según él, se debe principalmente a su rol como impulsor de la salida de la ex Mandataria.
Pero el proceso en contra de la Presidenta hoy podría beneficiarlo. Y es que como su último recurso, el parlamentario intentaría salvar la opción de no quedar inhabilitado para ejercer cargos políticos, tal como lo hizo Rousseff en el juicio que la destituyó. Así, a pesar de perder su escaño este lunes, sólo tendría que esperar hasta 2018 para volver a ingresar a la sede del Congreso de Brasil.