SANTIAGO.- Más de 300 días llevaba Mariano Rajoy como Presidente interino de España, luego de que el 20 de diciembre de 2015 se celebraran las elecciones generales que resultaron en una victoria del oficialista Partido Popular, pero que no logró juntar los votos suficientes en el Congreso para formar Gobierno. Eso hasta hoy.
Un dificíl camino tuvo Rajoy para lograr su investidura, que finalmente se aprobó este sábado con una mayoría simple. En diciembre pasado, las elecciones generales dieron la mayoría de los votos a su partido, el PP, que se enfrentaba al PSOE de Pedro Sánchez, a Podemos de Pablo Iglesias y al emergente Ciudadanos de Albert Rivera.
Tras las elecciones, Rajoy comienza a dialogar con los partidos para poder lograr ser investido, sin embargo, el rotundo rechazo de Sánchez lo hizo difícil.
Tras las consultas con los líderes de partidos, el rey Felipe VI propuso en enero a Rajoy para someterse a la investidura, la que éste rechazó ya que no logró llegar a acuerdos que le permitieran reunir los votos.
Así, en febrero, el rey propuso a su rival, Pedro Sánchez, quien días después logró un pacto con Ciudadanos. Sin embargo, en marzo, el líder del PSOE vio rechazada su nominación en las dos votaciones del debate de investidura.
El rey debió llamar a segundas elecciones para el 26 de junio, donde Mariano Rajoy vio renovadas sus posibilidades para lograr la mayoría necesaria. En esa oportunidad, la ciudadanía y el Congreso entregaron su respaldo, siendo el PP el más votado. Nuevas rondas con Felipe VI resultaron en el encargo del rey a Rajoy a someterse a la investidura nuevamente.
A pesar de esto, Sánchez se mantuvo firme en su negativa para llegar a consensos con el Partido Popular.
El 31 de agosto, Rajoy se sometió a un nuevo debate, en el que es rechazado en ambas votaciones. Mientras el PSOE comenzaba a evaluar la posibilidad de abstenerse en la próxima instancia con el fin de evitar una tercera elección, su líder se mostró igual de tajante que en un principio.
Este quiebre dentro del PSOE llevó a la dimisión de Sánchez el 2 de septiembre, lo que generó que -casi dos meses después- los socialistas hicieran pública su postura de abstenerse en la votación de una nueva investidura de Rajoy.
El 27 de octubre, España volvía a ver a Rajoy rechazado en la primera votación, donde obtuvo 170 votos a favor. El Presidente en funciones debía someterse a la última votación, donde sólo necesitaba una mayoría simple, en la que si no salía reelgido se convocaría a una tercera elección general.
Horas antes de la segunda votación, Sánchez renunció a su escaño de diputado para no tener que cumplir con la abstención que había decidido su partido.
A pesar de esto, y gracias a que 68 de los 85 diputados socialistas sí cumplieron con el mandato de abstención, este sábado Rajoy pudo finalmente ser investido con una mayoría simple de 170 votos a favor y 111 en contra, terminando con diez meses de inestabilidad política en el país.