Hortencia, de 49 años, relató que todos en la ciudad donde vive debieron evacuar ante la alerta de tsunami decretada por las autoridades niponas.
Reuters
SANTIAGO.- Hortencia Vargas nació en Calbuco hace 42 años, pero hace hace 19 que vive en Rikuzentakata, una localidad en la costa noreste de Japón y que en 2011 fue devastada por el terremoto y posterior tsunami que azotó el país asiático. Este martes fue testigo del fuerte sismo magnitud 7,4 que afectó la ciudad de Fukushima.
Según relató a Emol, el movimiento que sacudió el territorio nipón a las 5:59 horas de este martes, obligó a todos los residentes de la ciudad pesquera, ubicada en la prefectura de Iwate, a evacuar de sus hogares ante la posibilidad de un maremoto.
"Se sintió muy fuerte (...) Llegó un tsunami de 60 centímetros. Se vivió con mucho nerviosismo porque en 2011 Rikuzentakata fue arrasada por el tsunami. Las autoridades resguardaron la ciudadanía, todo fue muy coordinado", comenta.
Narra que el recuerdo del terremoto 9,0 que afectó la misma zona volvió a resurgir el miedo en la población. "El muro que se está construyendo para tsunamis aún no está listo y esta ciudad aún está desolada por lo que ocurrió", afirma y agrega que la localidad donde vive todavía evidencia la devastación del maremoto.
Hortencia trabaja en una guardería y cuenta que tras el sismo se suspendieron todas las actividades en la zona, incluyendo las clases. Sostiene que no hubo daños graves, pero que la entrada del mar a las costas provocó algunos estragos. "En Ibaraki (ciudad) dejó daños a los cultivos de ostras, algas marinas y otras especies, y algunas personas levemente heridas".
Además, comenta que los sistemas de transportes presentaron dificultades, principalmente los aeropuertos y trenes. "Tokio también se vio afectada. El tren bala y los trenes normales suspendieron su funcionamiento. Los aeropuertos nacionales también", explica.
Narra que la alarma de tsunami fue suspendida entorno al mediodía, pero que, sin embargo, el caos se mantuvo por un tiempo más. Asegura que una de las principales preocupaciones era la planta nuclear ubicada en Fukushima. "El temblor fue allá y el miedo era que el mar llegara a la planta. Pero después informaron también que en la central se pudo controlar la situación".
Por último, Hortencia señala fue contactada por el consulado chileno en Japón, donde se aseguraron de su bienestar. Cuenta que tras la cancelación de la alarma, ya todo concurre con tranquilidad en Rikuzentakata. La gente volvió a sus hogares y que mañana todo volverá a la normalidad.
