SANTIAGO.- Algunos viajan por trabajo y se quedan a vivir, otros deciden instalarse para disfrutar los días de su jubilación. Ya sea una playa paradisíaca o en un pueblo colonial, México se ha posicionado como uno de los destinos para que los estadounidenses vayan a descansar o hacer negocios.
De 2014 a 2016, el Gobierno mexicano autorizó a casi 73 mil estadounidenses a permanecer de manera temporal o permanente en el país. Cada año, en promedio, se entregaron 24 mil tarjetas de residencia.
Los principales destinos fueron Jalisco, Ciudad de México, Baja California, Baja California Sur, Quintana Roo y Guanajuato.
De los solicitantes, 30% decidieron extender su estadía en México por más de un año. Esto significa que su permiso tiene el sello de permanente. "Estos inmigrantes se caracterizan por estar en una edad que les permite gozar del tiempo libre y los recursos económicos fuera de su país de origen", explica Omar Lizárrafa, analista en estudios de EE.UU. y Canadá de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
En 2014 se llegó a la cifra más alta de solicitudes con casi 30 mil estadounidenses obteniendo el permiso para permanecer en México. Uno de cada tres fueron tarjetas de residencia permanente.
Aunque el número total de tarjetas expedidas por el Gobierno mexicano bajó a casi 20 mil en 2016, el interés por permanecer más tiempo en la nación del tequila se ha hechos presente en más estados de la República.
Puertas abiertas
El clima, las tradiciones y la facilidad para hacer negocios son algunos de los elementos que han convencido a estadounidenses a tramitar estas tarjetas de residencia permanentes. "México es el país con el bloque más grande de estadounidenses fuera de ese país", explicó Larry Rubin, presidente de la Comunidad Americana en esta nación.
A pesar de las recientes complicaciones entre ambos países, una gran cantidad de estadounidenses que vive en México ha mostrado su descontento por las políticas antimigratorias y los mensajes xenófobos que ha emitido el Presidente Donald Trump hacia los inmigrantes, a quienes ha llamado "criminales y violadores".
"En una comunidad noble y solidaria con México, que les está dando patria para manifestar su posicionamiento en contra de Trump. Considero que los estadounidenses en este país son, en su mayoría, de pensamiento demócrata y liberal: el Mandaario de EE.UU. fue electo en contra de su voluntad", dice José Luis Valdés, especialista en estudios norteamericanos de la UNAM.
Prueba de ello fue el "No somos Donald Trump" que exclamaron el pasado 10 de febrero unos 300 habitantes de San Miguel de Allende, Guanajuato, una de las principales comunidades del país donde residen personas nacidas en Estados Unidos. También manifestaron que ante las deportaciones que hizo el Gobierno trumpista, ellos recibirían con "las puertas abiertas, con cariño y empleo" a los inmigrantes expulsados de esa nación.