La prostitución en Medellín es un tema preocupante según la ONG Centro Consultoría de Conflicto Urbano
El Tiempo
MEDELLÍN.- A los 13 años, Karen no entendía por qué su mamá no la dejaba salir sola, la encerraba con llave y no le permitía tener pololo, ni siquiera amigos. Es verdad que la zona donde residía era peligroso, pero un tiempo después descubrió la verdadera razón detrás de tanto celo: su virginidad tenía precio.
Un día cualquiera, su madre la entregó a otra mujer, que le tomó fotos, le examinó sus partes íntimas y le advirtió hasta el cansancio que hiciera lo que le pidieran sin chistar. De lo contrario, no volvería a su casa.
“De repente me vi en una habitación con un viejo gordo y agresivo que me hablaba en inglés. No le entendía nada. Me desnudó y me violó”, recuerda sobre la forma como perdió su virginidad.
A cambio le dieron un teléfono marca Nokia. Su madre hizo mercado por primera vez en mucho tiempo y pagó una vieja deuda.
“No conocí a mi papá y éramos pobres: pasábamos el día con una sola comida. Entonces mi mamá se enredó con una gente mala, perdió mucho dinero y se endeudó. Dos hombres la perseguían, la amenazaban y la cascaban cada vez que se vencía el plazo para pagar, pero ella no tenía cómo responder. Y esa rabia la descargaba en mí”, cuenta. Karen cree que si su mamá no hubiese pagado la deuda, una de las dos estaría muerta. Por eso no la odia.
La violación de Karen ocurrió en el 2011, dos años antes de que Luis Guillermo Pardo, director del Centro Consultoría de Conflicto Urbano, denunciara por primera vez las subastas de vírgenes en Medellín.
La ONG estableció que las subastas comienzan en 600.000 pesos y pueden cerrarse hasta en 5 millones, ofertas que generalmente provienen de extranjeros.