MADRID.- El presidente regional vasco, Íñigo Urkullu, confirmó que se encuentran trabajando en un desarme de la organización separatista armada ETA, luego de que se diera a conocer por fuentes cercanas al proceso que ésta tiene la intención de dejar las armas por completo antes del 8 de abril.
Urkullu expresó que el objetivo es un "desarme definitivo de ETA de carácter unilateral, irreversible, completo y legal", por lo que solicitó "al gobierno español y francés altura de miras y canales de comunicación directos", que propicien el proceso.
De esta forma se confirmaron las declaraciones de Txetx Etcheverry, militante de la organización vasca Bizi, quien dijo a un diario vasco que "si se puede, el desarme se hará antes de las elecciones" presidenciales francesas, entre el 23 de abril y el 7 de mayo.
"ETA nos ha confiado la responsabilidad del desmantelamiento de su arsenal, y la noche del 8 de abril, estará totalmente desarmada", añadió Etcheverry en declaraciones al diario francés Le Monde.
Antes de esa fecha, la organización tiene previsto indicar la localización de los escondites de sus armas (en principio en Francia), para que el procedimiento pueda completarse.
"Existe un plan concreto en fechas determinadas para que ETA deje de ser una organización armada", sostuvo ante la prensa Arnaldo Otegi, líder del partido independentista vasco EH-Bildu. "Esperamos que esta vez el proceso se lleve hasta el fin y hasta sus últimas consecuencias", añadió.
Otegi dijo que cuentan, además, con que todo lo anterior se concrete con "implicación de las instituciones vascas, con la monitorización de la comunidad internacional y la implicación de la sociedad civil vasca".
El desarme de la ETA, considerada como una organización terrorista por la Unión Europea, es una de las exigencias de los gobiernos francés y español. El portavoz de éste último, Íñigo Méndez de Vigo, no quiso comentar el anuncio y se limitó a recordar la posición de España: "La ETA tiene que hacer dos cosas, que son desarmarse y disolverse".
La guerrilla renunció definitivamente a la violencia el 20 de octubre de 2011, después de cuatro décadas de lucha armada por la independencia del País Vasco, en las que se le imputa la muerte de 829 personas en atentados, así como numerosos secuestros y campañas de extorsión a empresarios.
