CARACAS.- Por segundo día consecutivo, miles de partidarios de la oposición salieron este jueves a las calles de Venezuela para protestar en contra del Presidente Nicolás Maduro, a quien acusan de la grave crisis económica y de haber desvirtuado su Gobierno.
La masiva jornada del miércoles dejó cientos de heridos y detenidos y tres fallecidos en todo el país, incrementando a ocho los asesinados en las últimas tres semanas de protestas antigubernamentales.
"Saliendo todos los días a las calles se acaba con el Gobierno. La historia nos ha enseñado que esa es la forma para tumbar dictaduras", dijo Raquel Belfort, una administradora que marchaba en el este de la ciudad.
Al mediodía, los miles de opositores congregados en varios puntos de Caracas y las principales ciudades del país intentaban llegar hacia las sedes de los poderes públicos, pese al persistente bloqueo de las fuerzas de seguridad.
El ambiente político se caldeó a fines de marzo luego de que el Poder Judicial se arrogara prerrogativas del Parlamento dominado por la oposición, generando protestas locales y llamados internacionales a respetar la democracia.
"Aquí estamos un gentío, la gente no se rindió ni un poquito y a pesar de la represión siguen en la calle", dijo el diputado opositor Freddy Guevara cuando se movilizaba en una autopista de la ciudad.
En algunos puntos de Caracas, las fuerzas de seguridad reprimían a los manifestantes con gases lacrimógenos. En otras zonas de la capital, contingentes de la Guardia Nacional y de la Policía impedían el paso del tropel opositor con unidades antimotines, resguardadas por tanquetas y camiones hidrantes.
Entre gritos de "libertad" y "no más dictadura", la oposición exige que sean convocadas elecciones adelantadas, que se libere a un centenar de presos políticos, la independencia de los poderes públicos y la apertura de un canal humanitario que mitigue la escasez de alimentos y medicinas.
A pesar de las exigencias y de los reclamos de varios Gobiernos de América y Europa, Maduro ha replicado asegurando que la democracia venezolana goza de buena salud y ha pedido que cese la injerencia externa sobre su país.
Venezuela, dueña de las mayores reservas de petróleo del mundo, ostenta la inflación más alta del mundo y su economía se encamina a su cuarto año en recesión.
La oposición culpa a Maduro y a sus ministros del descalabro, pero el sucesor político del fallecido Hugo Chávez asegura que es víctima de una "guerra económica" cuyo fin ulterior es desbancarlo.