BRASILIA.- La izquierda brasileña convocó manifestaciones este domingo para exigir la salida del presidente Michel Temer y nuevas elecciones, mientras el principal socio del gobierno debate si mantiene o no el apoyo al mandatario, acorralado por una investigación por corrupción.
Las protestas serán un buen termómetro para medir el descontento de los brasileños ante la grave crisis política y, de ser muy numerosas, pueden convertirse en otro factor de presión contra el presidente conservador, que se ha negado a renunciar pese a pedidos para que lo haga incluso desde su base aliada.
"El gobierno de Temer acabó. Ahora Brasil sólo tiene un camino: retomar la democracia con el voto del pueblo. ¡Vamos todos a las calles para 'Directas ya'!", animó en redes sociales Rui Falcao, el presidente del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
La formación del expresidente Lula da Silva (2003-2010) es una de las convocantes de las protestas junto a sindicatos como la Central Única de Trabajadores (CUT), que esperan tener sus mayores concentraciones en Brasilia y Sao Paulo.
Sin embargo, las manifestaciones anunciadas por las organizaciones de centro-derecha que hace un año movilizaron a millones en las calles para exigir el 'impeachment' a Dilma Rousseff fueron finalmente pospuestas aduciendo motivos de seguridad.
Una grabación ¿"manipulada"?
Temer lucha por sobrevivir políticamente desde que el miércoles en la noche el diario O Globo reveló una grabación en la cual presuntamente daba aval para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, preso por corrupción.
Esa comprometedora conversación forma parte de declaraciones premiadas de ejecutivos del gigante mundial de la alimentación JBS, entre ellos sus dueños Joesley y Wesley Batista. Fue Joesley el que grabó secretamente a Temer durante una reunión en la residencia presidencial a altas horas de la noche.
El Supremo Tribunal Federal (STF) abrió el jueves una investigación sobre el caso y el fiscal general, Rodrigo Janot, acusa a Temer de "obstrucción a la justicia" para impedir el avance de la operación "Lava Jato" en una trama con más políticos donde hubo posible corrupción y organización criminal.
Un ejecutivo de JBS acusó a Temer también de haber recibido ilegalmente 15 millones de reales en 2014 (US$6,37 millones ese año) por actuar en favor de la empresa.
Después de haber proclamado su inocencia y de haber enfatizado que no dejaría su cargo, el mandatario rompió un silencio de casi dos días y contraatacó el sábado diciendo que esa grabación fue "manipulada y adulterada".
El mandatario, que hace un año asumió el poder en sustitución de la destituida Dilma Rousseff, pidió al STF que "suspenda la investigación, hasta que se verifique la autenticidad de la grabación clandestina".
El juez del alto tribunal Edson Fachin dijo que ese pedido será evaluado en el plenario el próximo miércoles.