SANTIAGO.- "Cínico, desleal y mediocre". Así catalogó el ex Presidente de Ecuador, Rafael Correa, la gestión del actual Mandatario del país, Lenín Moreno. El mismo que, hasta hace algunos meses, era considerado su "delfín" y a quien entregó todo su respaldo político para las elecciones presidenciales del pasado 2 de abril.
Una ruptura evidente y difícil de creer, a la que se sumó el actual vicepresidente, Jorge Glas, un correísta histórico que lanzó críticas en contra del actual jefe de Estado y terminó siendo despojado de todo su poder en el Gobierno.
Moreno accedió al poder el 24 de mayo pasado. La imagen del día era la de un Rafael Correa con una sonrisa de lado a lado, que entregaba el mando a su amigo y ex vicepresidente. Sin embargo, a poco más de dos meses de ese día, las relaciones entre ambos se han quebrado.
La última de las disputas se produjo esta semana, cuando Moreno hizo una declaración pública sobre el panorama económico actual del país, asegurando que "heredó" una situación "crítica". Sus palabras desencadenaron la ira del ex Presidente, quien desde su actual residencia en Bélgica bombardeó con una serie de mensajes en Twitter al Ejecutivo.
"El Gobierno actual conocía perfectamente todas las cifras de deudas y pasivos, que, además, son públicas", sostuvo. "Da realmente náusea ver cómo se utiliza el mismo discurso de la oposición", agregó.
Sin embargo, no se quedó allí y envió duras palabras directamente en contra de quien es hoy un ex aliado: "Es triste escuchar a un Presidente que habla lo que no entiende (…) Su definición de 'crisis' causa vergüenza ajena", puntualizó y terminó su mensaje con un llamado a sus seguidores a "resistir". "Todo lo cínico, desleal y mediocre, será efímero", concluyó.
Cadena de conflictos
Pero esta rencilla no es la primera. En junio pasado el ex jefe de Gobierno había advertido sobre "deslealtades" al interior de su partido, Alianza País -el cual comparte con Moreno- al asegurar que el actual Gobierno buscaba "diferenciarse".
Sus declaraciones, además, surgieron en respuesta de un programa de lucha en contra de la corrupción impulsado por su sucesor, tras las revelaciones del caso Odebrecht y la red de coimas en el país. Según Correa, el Ejecutivo de su antiguo delfín estaría adjudicándose una pelea que él comenzó durante su liderazgo, sin darle las debidas atribuciones.
Casi un mes después, el ex Presidente cuestionó a Moreno por reunirse y resolver un conflicto con una asociación indígena; la misma con la cual él se había enemistado. A través de Twitter, Correa tildó esta iniciativa de "otro innecesario desaire", y más tarde, en una entrevista aseguraría: "aquí hay una estrategia muy clara de diferenciación y yo también quiero dejar muy claro que me quiero diferenciar del actual Gobierno porque no estoy de acuerdo con lo que están haciendo".
Tras estas críticas, Moreno no quedó indiferente. En una forma de responder, publicó por la misma red social dos mensajes, que según medios locales, habrían estado dirigidos a su predecesor. "Para el odio no cuenten conmigo", dijo en su primera intervención respecto al tema.
En el segundo, en tanto, fue más allá al referirse al "síndrome de abstinencia" de poder, un padecimiento que la oposición ecuatoriana le atribuye a Correa, ya que en múltiples ocasiones ha dejado claro que no descarta volver a postular al liderazgo de Ecuador.
Un nuevo modelo
Para el analista y catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Julio Echeverría, estas disputas entre el ex Mandatario y el actual Presidente, tienen que ver con diferencias profundas sobre cómo plantear un nuevo periodo, considerando los diez años de un mismo liderazgo.
"No se trata solamente de roces, sino de visiones contrapuestas sobre cómo enfrentar este cambio de gobierno que supone también un cambio de estilo y que necesariamente apunta también a un cambio del modelo político", dijo el experto a la Associated Press. Además, sostuvo que la gran rencilla surge porque con el Ejecutivo de Moreno "se está cuestionando la legitimidad del anterior gobierno".
Ello es posible vislumbrarlo en los cuestionamientos en torno a Jorge Glas. El ingeniero, hoy despojado de sus funciones, también se desempeñó como vicepresidente durante los últimos cuatro años del liderazgo de su íntimo amigo, Rafael Correa. Hace algunas semanas fue acusado por miembros de la fiscalía de presuntamente haber participado de la multimillonaria red de corrupción de Odebrecht. Aunque ello aún no se ha traducido en ninguna imputación formal, sí ha creado un manto de desconfianza en torno a la ex mano derecha de Correa, y por ende, de su Gobierno.
Las diferencias entre el ex Presidente y el actual ya están sobre la mesa, y el quiebre de su amistad y alianza política también. A pesar de que Moreno ha asegurado que continuará con la "revolución ciudadana" impulsada por su predecesor, todo parece indicar que lo hará a su manera, le guste o no a Correa.