BANGKOK.- El arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, pidió hoy que dejen de morir personas en la campaña contra las drogas del Presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte.
La ofensiva contra grupos de narcotraficantes ya lleva más de 7.000 víctimas mortales desde su comienzo, hace poco más de un año.
"El problema de las drogas ilegales no debería reducirse a un asunto político o penal. Es un problema humanitario que nos afecta a todos", afirmó Tagle en una homilía leída el domingo en todas las iglesias de su archidiócesis.
Tagle, que se ofreció para organizar una conferencia en la que participen todos los sectores de la sociedad, señaló que todos los filipinos coinciden en que las drogas son una amenaza "real y destructiva".
"Debemos afrontarlo y actuar unidos, como un solo pueblo (...) Conquistemos el mal con el bien. Salvemos las vidas de los más vulnerables a la drogodependencia: la juventud, los pobres y los parados", dijo el purpurado.
El llamamiento del arzobispo de Manila se une a los realizados en los últimos días por distintos obispos de la influyente Iglesia católica de Filipinas tras una de las semanas más sangrientas en la guerra contra las drogas de Duterte, que ha dejado más de 70 muertos.
El pronunciamiento de los religiosos también surge tras el escándalo que ha causado la muerte de un estudiante de 17 años en una operación policial el miércoles pasado en Caloocan, uno de los municipios de Metro Manila.
Según la Policía, el estudiante se resistió al arresto, disparó a los agentes, que supuestamente le mataron para defenderse, y junto al cadáver recogieron una pistola y droga.
Según la familia, Kyan delos Santos era un joven bueno que no tomaba drogas ni tenía armas.
Las autoridades han suspendido a tres agentes mientras se investiga el caso.
La campaña antidroga de Duterte comenzó el mismo día de su investidura, el 30 de junio de 2016, y se ha cobrado desde entonces más de 7.000 muertos.
La Policía ha matado a 3.451 personas en 68.214 operaciones policiales, en las que hubo además 96.703 arrestos, según datos oficiales que no incluyen las más de 70 víctimas mortales de esta semana.
El resto de los muertos se produjeron a manos de grupos de autodenominados "vigilantes".
Organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos han criticado duramente la "guerra" de Duterte.