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Grace Mugabe, la extravagante primera dama de Zimbabwe que está en medio de la crisis política de su país

Lujos y poder. Así es la vida de la esposa del Presidente Robert Mugabe, apodada "Gucci" por sus gustos y quien habría sido una de las protagonistas de la lucha de poder que gatilló la intervención militar del martes en esa nación.

16 de Noviembre de 2017 | 12:00 | Por Valentina Salvo U., Emol
SANTIAGO.- Grace Mugabe (52) nunca había adquirido tanta atención como ahora. De aspecto extravagante y lujoso, con duras declaraciones y una clara aspiración al poder, la primera dama de Zimbabwe está en el centro de las miradas del mundo, tras la intervención militar que se vivió este martes el país africano.

Con 41 años menos que su marido, el Presidente zimbabwense Robert Mugabe (93), Grace llegó a la vida del Mandatario en un momento duro para él. Se desempeñaba como mecanógrafa del gobernante, cuando la primera esposa de éste, Sally, se encontraba convaleciente producto de un cáncer. Fue entonces cuando comenzaron su relación.

A pesar de que se casaron en 1996, cuatro años después de la muerte de Sally, ella aún se encontraba con vida cuando la pareja engendró a dos de sus tres hijos. Según el Mandatario, su primera esposa había dado su visto bueno a la relación.

Desde entonces su ascenso ha sido constante. Pero aunque se ha convertido en una figura destacada dentro de la política del país africano, también ha cosechado una imagen de mujer polémica. Sus enfrentamientos tanto con la oposición como con miembros del propio partido gobernante Unión Nacional Africano Zimbabuense-Frente Patriótico (ZANU-PF, por sus siglas en inglés), se han tomado más de una vez las portadas de los medios de comunicación; al igual que su amor por los artículos caros.

"Gucci Grace"

Con su ropas de marcas de alta costura, joyas y buen vivir, la primera dama se ha hecho conocida por su especial atracción por los lujos. Una afición que le ha valido el apodo de "Gucci Grace" y múltiples críticas tanto desde el interior de Zimbabwe -un país con altos índices de pobreza-, como desde el exterior.

Sus detractores la acusan de haber consolidado una máquina de riquezas, mediante la instalación de una serie de empresas a lo largo de la nación africana. Una de las principales posesiones de Grace sería una gran explotación de terreno agrícola en las cercanías de Harare, obtenido tras la reforma agraria de 2001 que permitió la expropiación de parcelas a terratenientes blancos, sin un pago. También posee una empresa de productos lácteos, Alpha Omega, que domina el mercado en el país.

Entre algunos de lo lujos de los que disfrutaba la mujer de Robert Mugabe, según informa el diario El Español, se encuentran los más de 3.000 pares de zapatos que posee y los 100.000 euros (poco más de 117.000 dólares) que se habría gastado en dos horas de compras en París. Pero una de las compras que más causó revuelo fue la de un anillo de diamantes que su esposo le habría regalado para su aniversario, avaluado en 1,5 millones de dólares, en 2015.

No obstante, consigna BBC Mundo, la primera dama también posee una imagen de solidaria. Por ejemplo, fundó un orfanato financiado por capital chino en uno de sus terrenos expropiados. Esa y otras iniciativas, según sus adherentes, le habrían valido el sobrenombre de Doctora "Amai" (madre, en español).

Pero los escándalos que ha protagonizado ella y sus hijos - conocidos por llevar una "vida salvaje" en Sudáfrica y llena de excesos-, han traído un sinfín de dolores de cabeza a la esposa de Mugabe. En agosto pasado, fue acusada de haber agredido con un cable a una modelo de 20 años, al interior de un hotel en Johannesburgo. Aunque no era la primera de las acusaciones de agresión en su contra, la mujer apeló a su inmunidad diplomática para eludir la investigación sudafricana y viajó sin problemas de regreso a Zimbabwe.

Influencia y poder

Para muchos, el poder de la primera dama se consolidó cuando logró el liderazgo de la liga de mujeres del ZANU-PF. Un puesto que se le fue otorgado, en parte, gracias a que posee un doctorado en la Universidad de Zimbabwe. Sin embargo, ese grado académico lo obtuvo tras solo dos meses de estudio y su tesis nunca fue registrada ni se hizo pública.

Desde esa posición ha protagonizado una serie de controversias políticas, caracterizadas por sus ácidas declaraciones. La última ocurrió la semana pasada, cuando tras diversos desencuentros con el entonces vicepresidente Emmerson Mnangagwa, afirmó que éste era "una serpiente venenosa" que "debe ser golpeada en la cabeza". Al día siguiente, el veterano de guerra y principal candidato a la sucesión del nonagenario Mandatario, fue destituido y acusado de deslealtad. Ello provocó la ira de facciones de las Fuerzas Armadas, quienes sacaron los tanques a las calles y detuvieron al mismo Mugabe.

La intervención militar, dicen, fue una advertencia directa a la primera dama, quien en medio de las dudas sobre el estado de salud del Presidente, ha sido señalada como la artífice del despido de Mnangagwa y otras salidas de autoridades eminentes. También habría sido la responsable del despido de Joice Mujuru, quien se desempeñó como vicepresidenta hasta 2014. Ese año, Grace la acusó de "corrupta, chantajista, incompetente, chismosa, mentirosa e ingrata" y de haberse aliado con la oposición.

Mnangagwa, héroe de la liberación que también ostentó el cargo de ministro de Justicia, era visto como uno de los hombres más leales a Mugabe, previo a su nombramiento como vicepresidente. Pero un extraño incidente lo habría puesto en contra de la primera dama: se retiró enfermo en medio de un acto y debió viajar al extranjero para tratarse. Sus seguidores afirmaron que fue envenenado a través de un helado, fabricado con leche de la empresa de Grace. Mnangagwa desestimó las acusaciones contra Mugabe, pero ella no se lo perdonó y más tarde pediría su salida del Gobierno.

De todas formas, las aspiraciones de la primera dama de liderar Zimbabwe es un tema ya recurrente desde hace varios años, principalmente desde que su marido cumplió una edad avanzada. Y ella misma no pretende ocultarlo. "Dicen que quiero ser la presidenta. ¿Por qué no? ¿No soy una zimbabwense?", dijo en 2014. Hoy, tras la embestida militar, su paradero es desconocido, aunque medios locales han informado que podría haber viajado fuera del país, cuando la intervención se hacía inminente.
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