HARARE.- El ex vicepresidente Emmerson Mnangagwa juró hoy como presidente provisional de Zimbabwe, en sustitución de Robert Mugabe, después de la dimisión del veterano líder el pasado martes tras la toma del control del país por parte de los militares.
La jura se produjo en un gran acto de ambiente festivo en un estadio de la capital, Harare. Entre vítores del público asistente, Mnangagwa prometió que "servirá" al país y que fomentará lo que sirva a Zimbabwe para "avanzar", a la vez que luchará contra "lo que le pueda perjudicar".
"Protegeré y promoveré los derechos del pueblo de Zimbabwe, llevaré a cabo mis deberes con toda mi fortaleza y con mis mejores capacidades", agregó.
Posteriormente, le juraron lealtad los altos mandos de las fuerzas de seguridad del Estado. Algunos de ellos lo hicieron entre fuertes abucheos, como el jefe de la Policía, cuerpo al que se acusó de estar vinculado a los aliados políticos de la ex primera dama Grace Mugabe, cuya ambición por escalar hacia el poder es señalada como principal detonante de la crisis que acabó con la dimisión de su marido tras 37 años en el poder.
La ceremonia contó con la presencia de representantes internacionales, como el ministro de Telecomunicaciones de Sudáfrica o el presidente de Botsuana, Ian Khama. También hubo representación de otros países de la región, como Zambia o Namibia.
El que no acudió es ex presidente Robert Mugabe, tal y como había anticipado ayer que seguramente ocurriría el secretario de Prensa, George Charamba. "Él aseguró a la familia presidencial no solo su seguridad y bienestar, sino la preservación de la ley y el orden en el país. Ambos concordaron en que el ex Presidente necesita tiempo para descansar tras los agitados eventos por los que ha pasado esta semana y media (....). Le dio al futuro presidente sus buenos deseos y apoyo", indicó.
No obstante, en la ceremonia de hoy, Emmerson Mnangagwa, rindió homenaje al "padre de la nación" Mugabe. "Aceptamos y reconocemos todos su inmensa contribución a la construcción de nuestra nación", declaró Mnangagwa en su discurso después de su investidura como jefe de Estado.