SANTIAGO.- Con el apoyo tanto de la actual administración del Gobierno como del sector privado, José Antonio Meade, hasta ayer secretario de Hacienda y Crédito Público de México, renunció a su cargo para embarcase en un nuevo desafío: ser candidato a la presidencia para las elecciones de 2018.
El economista y uno de los hombres de confianza de Enrique Peña Nieto, se transformará en el primer independiente con posibilidades de representar al oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la carrera por la jefatura de Estado. Ello, ya que el partido tricolor modificó sus estatutos en agosto y eliminó el requisito de tener una militancia mínima de una década para poder aspirar al sillón presidencial.
Aunque su candidatura sigue siendo una posibilidad -el PRI elegirá oficialmente a su candidato el 18 de febrero- lo más probable es que nadie más se sume a la competencia en la colectividad. Menos si el contrincante es Meade, quien ya cuenta con el respaldo implícito de los grandes inversores y banqueros del país.
De técnico a político
A sus 48 años, Meade es percibido como un técnico convertido en político. Posee dos licenciaturas, una de ellas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) -una universidad por la que ha pasado gran parte de los máximos responsables del área económica de los últimos Gobiernos mexicanos-. También cuenta con un doctorado en Economía en la Universidad de Yale.
En el caso de que lograra alzarse como el máximo líder del país norteamericano, se convertiría en el primer economista en lograr el cargo desde Ernesto Zedillo alcanzó el poder en 1994.
Hijo del ex diputado priista Dionisio Meade, y nieto del abogado y escultor José Kuri Breña, su imagen es sinónimo de ortodoxia política y económica, de estabilidad fiscal y de la apertura al diálogo con el sector privado. Todo ello, combinado con su trayectoria política en dos gobiernos de coaliciones diferentes, lo han hecho poseedor del título de hombre versátil.
Su labor en el sector público comenzó hace 20 años, cuando ingresó a la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Después, ocupó varios puestos en Hacienda y trabajó en el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB). Sin embargo, no sería hasta 2011 que dio su gran paso en política: fue nombrado como titular de Energía durante la gestión del Partido Acción Nacional (PAN, conservador), con Felipe Calderón. Desde entonces ha sido el máximo líder de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y Hacienda. De ésta última cartera fue titular tanto con Peña Nieto como con Calderón.
Por eso, no es de extrañar que su candidatura para llegar al Palacio Nacional en Ciudad de México sea vista con buenos ojos para los empresarios. "Él tiene un buen perfil, es un hombre capaz y nos parece confiable", dijo el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE, la mayor patronal mexicana), Juan Pablo Castañón, al diario El País de España.
"A mi estimado José Antonio Meade le deseo todo el éxito. Siempre (...) ha sido amigo de los industriales. Mi agradecimiento por la disposición a trabajar con Concamin", tuiteó tras conocer la noticia de la candidatura, el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Manuel Herrera.
Un buen candidato
Meade ha sido durante meses uno de los favoritos para convertirse en el candidato del PRI, tanto por su fama de competente en los puestos que ha ocupado -inclusive cuando gobernó el PAN- y porque no ha sido implicado en los escándalos de corrupción que han golpeado al PRI.
"José Antonio Meade ha demostrado ser un hombre de bien con vocación de servicio y un profundo amor por México, le agradezco su dedicación, su entrega y su compromiso, le deseo el mayor de los éxitos en el proyecto que ha decidido emprender", dijo el Presidente mexicano para dar la despedida a su saliente secretario de Hacienda.
De hecho, surgió como opción luego de que el actual ministro de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, quien se había posicionado como uno de los principales aspirantes a suceder a Peña Nieto, fuera duramente criticado por la acusación de conflicto de intereses que pesa en su contra.
No obstante, no todos al interior del partido oficialista están demasiado contentos con la posibilidad de que Meade sea candidato. Ello principalmente por su no militancia; su participación en el gobierno del PAN y porque, para muchos, las modificaciones a los estatutos del PRI fueron hechas especialmente para permitir su postulación.
En cualquier caso, ya es casi una realidad que Meade será candidato para las elecciones de julio de 2018. Y aunque aún falta que gran parte de las coaliciones den a conocer a sus respectivos representantes, la gran disputa será con el veterano líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador, actualmente favorito en los sondeos, considerado por los dirigentes del PRI como el rival a vencer.