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Sigue sin poder salir: Julian Assange y sus cinco años encerrado en la embajada de Ecuador

El fundador de Wikileaks sufrió un nuevo revés, luego de que la Justicia británica mantuviera la orden de detención en su contra. Pese a su delicada salud, continuará sin poner un pie fuera de la legación, donde está asilado desde 2012.

06 de Febrero de 2018 | 14:26 | Por Valentina Salvo, Emol
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EFE
SANTIAGO.- Ya son cinco años y ocho meses los que el fundador de Wikileaks, Julian Assange, lleva resguardado al interior de la embajada de Ecuador en Londres, sin poder salir. Una situación que no tiene fecha de término, luego de que la Justicia británica determinara este martes que la orden de detención en contra del australiano continuará activa y que si decide dar un solo paso fuera de la sede diplomática, será arrestado.

La Corte de Magistrados de Westminster decidió rechazar la solicitud realizada por el abogado Mark Summers, quien el 26 de enero apeló a la persecución del periodista prófugo. Assange es buscado por la justicia británica por haber violado una medida cautelar de arresto domiciliario.

El mayor temor del activista no es la justicia británica, si no que pueda ser entregado a las autoridades estadounidenses para enfrentarse a un juicio por las publicaciones en 2010 de centenares de documentos militares y diplomáticos de carácter confidencial a través del portal que lidera.

El comienzo

Assange es el rostro público de Wikileaks, una organización a la cual las agencias de seguridad norteamericanas le han declarado la guerra. El 25 de julio de 2010 la red publicó más de 90.000 documentos del Ejército de EE.UU., específicamente sobre el conflicto en Afganistán. Los denominados "Diarios de la Guerra de Afganistán" fueron seguidos, en octubre del mismo año, por los "Registros de la Guerra de Irak" que contenían más de 391.000 reportes.

Sin embargo, la gran divulgación de archivos la realizó el 28 de noviembre de 2010, denominándolo "Cablegate". En dicha ocasión se difundieron 251.287 documentos diplomáticos pertenecientes al Departamento de Estado catalogados, entre otros, como "secretos" y "confidenciales", que afectaron a más de una quincena de países.

251.000 archivos diplomáticos reveló Wikileaks en su operación "Cablegate"
Solo dos semanas después de ello, Assange fue arrestado en Londres en virtud de una orden de detención de las autoridades suecas, que lo acusaron por los cargos de coerción, abuso sexual y violación. Todos delitos supuestamente cometidos en agosto de 2010 en el país nórdico, pero que él siempre negó haber cometido. Salió de la cárcel bajo fianza, pero quedó con arresto domiciliario a la espera de una eventual extradición.

Precisamente fue dicha medida cautelar la que violó el 19 de junio de 2012. Decidió salir para ir a la embajada de Ecuador en Londres: ingresó con una carta en la mano dirigida al entonces Presidente ecuatoriano Rafael Correa, solicitándole asilo. Desde ese día, nunca más salió de la sede diplomática.

Caso en Suecia y posible extradición a EE.UU.

Ecuador le entregó el asilo, respaldando su argumento sobre que si era llevado ante la justicia sueca, finalmente terminaría siendo extraditado a EE.UU., donde no posee garantías de un juicio justo. Durante su estadía en la embajada, el australiano intentó una serie medidas en organismos internacionales para liberarse de las acusaciones.

El 4 de febrero de 2016, un comité legal de la ONU falló a su favor considerando que su detención era "arbitraria". Pero nada de ello influyó y el fundador de la red de hackers más famosa del mundo siguió encerrado.

En mayo del año pasado la Justicia sueca decidió archivar la causa contra Assange por considerar que no podía avanzar en la investigación. El anuncio fue una pequeña esperanza para el conocido programador. Pero no duró mucho: Reino Unido aseguró que debían mantener la orden de detención porque había violado la prisión domiciliaria. Su abogado apeló argumentando que con el cierre del caso en Suecia, la detención había perdido sentido. Sin embargo, hoy, los jueces rechazaron la solicitud.

"Un problema heredado"

La medida emprendida por el defensor de Assange se produjo poco después de que Ecuador le diera la ciudadanía y estatus diplomático en diciembre pasado. La idea era que la inmunidad le permitiera salir mediante la apertura de un salvoconducto acordado con Londres. Pero los británicos no estuvieron dispuestos. "Ecuador sabe que la única manera de resolver este asunto es que Assange abandone la embajada para enfrentar a la justicia", dijo entonces un portavoz de la cancillería británica.

Desde que llegó Lenín Moreno al liderazgo del país, las autoridades ecuatorianas no han ocultado su descontento con la presencia de Assange en la sede diplomática. Según dijo el mismo Mandatario, la situación del periodista es "un problema heredado" del Ejecutivo de Correa y que "causa más de una molestia".

Una de estas "molestias" tiene que ver con la injerencia del australiano en asuntos políticos de otros estados y del mismo Ecuador. En abril del año pasado, Assange llamó al candidato opositor Guillermo Lasso a renunciar a su postulación a la presidencia y a salir del país. Pero además, se reveló que los funcionarios de la embajada en Londres trasmitieron a sus superiores la supuesta falta de higiene del australiano.

Sin embargo, el hacker también tiene problemas con su estadía en la sede diplomática. Según Sandra Crosby, profesora de medicina en la Boston University, y el psicólogo Brock Chishom, que vieron a Assange en octubre, el encierro estaría generando un "peligroso impacto" en su salud. Aunque solicitaron que pudiera visitar un hospital para realizarse tratamientos y exámenes, las autoridades británicas lo negaron.

"Nuestra evaluación revela que no ha tenido acceso a la luz solar, a ventilación adecuada o a un espacio exterior", informaron los médicos. "Su confinamiento continuado es peligroso para él, tanto física como psicológicamente".

Pero no todo está perdido para el hacker australiano. La Justicia británica volverá a decidir sobre su detención el 13 de febrero próximo, debiendo determinar si es de interés público mantener la medida o no.
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