Donald Trump en febrero de 2018.
AFP
SANTIAGO.- Los cuestionamientos sobre la ética de
Donald Trump y su entorno se vuelven a intensificar tras
la salida de dos funcionarios de la Casa Blanca que se vieron envueltos en escándalos por violencia doméstica. Pero más aún, por el apoyo que el Presidente estadounidense les brindó públicamente a sus ex trabajadores, sin siquiera hacer mención a quienes dicen haber sido víctimas de violencia: las ex esposas de cada uno de ellos.
"Las vidas de las personas están siendo destrozadas y destruidas por una mera acusación. Algunas son verdaderas y otras son falsas. Algunas son viejas y otras son nuevas. No hay recuperación para alguien falsamente acusado. Sus vidas y carreras han acabado. ¿Ya no existe acaso el debido proceso?", publicó Trump en su cuenta de Twitter.
La controversia comenzó la jornada del miércoles, cuando el secretario del personal de la Casa Blanca, Robert Porter, dimitió en medio de acusaciones por parte de sus dos ex esposas.
La información fue publicada por Daily Mail. La primera esposa de Porter, Colbie Holderness, confirmó a dicho medio: "(Porter) fue verbal, emocional y físicamente abusivo y es por eso que lo dejé". La mujer asegura que Porter la golpeó durante un viaje a Florencia en 2000 y que la trató de ahogar en más de una ocasión durante su matrimonio.
En tanto, Jennifer Willoughby, la segunda esposa del ex secretario de personal del Presidente Trump, dio más detalles sobre su relación. "Tuve que caminar sobre cáscaras de huevo durante el matrimonio debido a su ira explosiva", declaró. Agrega que "frecuentemente yo hacía favores a mis amigos, como cuidar a sus perros o ir a buscar a sus hijas, y él se enojaba porque yo hiciera eso".
Willoughby asegura que Porter la insultó durante su luna de miel y narra un ataque físico ocurrido en diciembre de 2010: "Sucedió justo después de nuestro primer aniversario. No puedo recordar por qué peleábamos pero dije: 'Ya no voy a pelear más contigo' y me fui corriendo a la ducha. La puerta era de vidrio, él la abrió y me sacó de la ducha por los hombros para gritarme".
Solo tres días después de la renuncia de Porter, el escritor de discursos de Trump, David Sorense, abandonó la Casa Blanca en medio de acusaciones similares. Su ex esposa Jessica Corbett dijo que durante el matrimonio con Sorensen, él le atropelló un pie, le apagó un cigarrillo en la mano, la empujó contra una pared y la amenazó jalándola del pelo mientras estaban solos en un bote frente a la costa de Maine.
Las acusaciones contra Sorense se hicieron públicas en The Washington Post. El ex redactor de los discursos de Trump negó las denuncias y aseguró que emprendería acciones legales para limpiar su imagen.