JOHANNESBURGO.- Fue sindicalista, posible delfín de Nelson Mandela y luego exitoso hombre de negocios. A los 65 años, el vicepresidente Cyril Ramaphosa concretó hoy la ambición de toda su vida: dirigir Sudáfrica.
Menos de dos meses después de haber llegado a la presidencia del Congreso Nacional Africano (ANC), el partido en el poder, Ramaphosa fue elegido hoy como quien asumirá la jefatura de Estado del país, luego de que el ahora ex Presidente, Jacob Zuma, fuera obligado el miércoles a dimitir.
Su acceso al poder es una consagración para este oriundo de Soweto, militante desde el principio en la lucha contra el apartheid. Y supone también para él una gran revancha.
Ya en 1999 Cyril Ramaphosa pensaba que estaba a punto de cumplir con su ambición. Considerado como el "hijo predilecto" del Nelson Mandela, se había presentado a la presidencia del ANC. Pero los caciques del partido lo dejaron de lado y optaron finalmente por Thabo Mbeki.
Un hombre de negocios
Se dedicó entonces a los negocios. Tras haber amasado una fortuna de 378 millones de euros (alrededor de 471,4 millones de dólares), según la clasificación 2015 de la revista Forbes, Ramaphosa retornó a la arena política al hacerse elegir en 2012 vicepresidente del ANC.
Luego, en diciembre pasado, accedió a la presidencia del partido, prometiendo poner fin a la página de escándalos y corrupción que marcaron el legado de Jacob Zuma. "Una postura cómoda" le reprochan sus adversarios, que recuerdan que Ramaphosa tardó mucho en descubrir los ilícitos cometidos por su "jefe".
"Desde que se convirtió en numero dos de Jacob Zuma, Cyril Ramaphosa se ha mantenido, en el mejor de los casos, silencioso, y en el peor de los casos ha sido cómplice", según el jefe de la oposición Mmusi Maimane.
Líder sindical y delfín de Mandela
Nacido el 17 de noviembre de 1952 en Soweto, Cyril Ramaphosa fue militante estudiantil en los años 1970. Fue detenido en 1974, y pasó 11 meses encarcelado. Tras licenciarse en derecho, se dedicó al sindicalismo -forma legal de protesta contra el régimen del apartheid- y fundó en 1982 el Sindicato Nacional de Mineros (NUM).
Bajo sus órdenes, el NUM se convierte en una maquinaria de guerra que congrega a 300.000 miembros. Su implicación en la gran huelga del sector en 1987, que hace temblar al régimen del apartheid, centró sobre él la atención de los dirigentes del ANC.
Y cuando Nelson Mandela salió de prisión en 1990, convirtió al joven sindicalista en uno de los que iban a negociar la transición política con el poder blanco. Era considerado entre "los más talentosos de la nueva generación", como escribió el propio Mandela en sus memorias.
Tras las primeras elecciones democráticas en la historia del país, en 1994, se convirtió en presidente de la Asamblea constituyente. Hábil negociador, fue él quien dirigió la redacción de la Constitución sudafricana.
Casi un cuarto de siglo después, Cyril Ramaphosa accede al poder. En ese largo trayecto, lo han ayudado también su imagen moderada y su pasado de héroe en la lucha anti-apartheid.