SANTIAGO.- "¿Me tienen miedo? ¿No me quieren ver en Lima? Me van a ver. Porque llueva, truene o relampaguee, por aire, tierra o mar llegaré a la Cumbre de las Américas". Estas fueron las palabras con las que reaccionó el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, luego de que Perú había decidiera retirarle la invitación para el encuentro previsto para el 13 y 14 de abril en Lima.
El denominado Grupo de Lima, un bloque conformado por 14 países -entre ellos Chile-, acordó en los últimos días que Maduro no debería ser bienvenido en la VIII Cumbre de las Américas, en rechazo a su convocatoria a elecciones presidenciales anticipadas para el 22 de abril, que se da en medio de una campaña contra la oposición y una profunda crisis económica.
Para la jefa de Gabinete del Gobierno peruano, Mercedes Aráoz, la postura del líder venezolano es "una actitud agresiva" y enfatizó en que a pesar de que lo intente, no podrá ingresar al país en abril próximo.
"Ni el suelo peruano, ni el mar peruano, ni el aire peruano puede ser invadido por una fuerza extranjera", dijo la también segunda vicepresidenta de Perú.
"Un jefe de Estado no llega a un país sin una invitación, entonces él (Maduro) no puede llegar a pisar suelo peruano sin una invitación", aseveró.
Y tiene razón. El capítulo II del decreto supremo que determina el ceremonial estatal y regional de Perú, establece que tanto las visitas de Estado- aquella que realiza exclusivamente un jefe de Estado extranjero- o las visitas oficiales – que también pueden ejecutarlas jefes de Gobierno, príncipes y ministros de Gobierno- deben realizarse "por expresa invitación del Presidente de la República" o, si es por iniciativa del gobierno visitante, "debe ser aceptada" por el Mandatario anfitrión.
En tanto, respecto a las delegaciones y misiones diplomáticas, la Convención de Viena (1964) establece que "el Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin tener que exponer los motivos de su decisión, comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona non grata, o que cualquier otro miembro del personal de la misión no es aceptable".
¿Y si llega de todas formas?
El ex ministro de Relaciones Exteriores peruano, Eduardo Ferrero, explicó al diario Perú21 que este es un escenario "atípico" y que nunca se había dado en la historia del país latinoamericano. En ese sentido, sostiene que será el Estado el que deberá decidir qué hacer en caso de que el Presidente venezolano efectivamente arribe al país.
El ex secretario de Estado prevé dos posibles escenarios. "El protocolo no tiene que ser el mismo que se le daría a otros jefes de Estado. Al tratarse de un encuentro multilateral, se puede evaluar limitar el traslado del mandatario a la Cumbre", sostiene.
En tanto, la segunda de las posibilidades sería mantener firme la decisión de no recibir a Maduro en territorio peruano y, por ende, romper relaciones con Venezuela. Una situación que podría darse considerando lo clara que fue Aráoz: "Tiene que entender (Nicolás Maduro) que en Perú no lo queremos recibir", sentenció en su rueda de prensa.
Según dijo a Emol el analista internacional peruano de la Universidad de Los Andes, Ricardo Cubas, la decisión de las autoridades peruanas de cancelar la invitación al jefe de Estado venezolano va en la misma línea de la política que ha planteado en el último tiempo el Ejecutivo de Pedro Pablo Kuczynski.
"Perú ha tenido una actitud de condena firme a todos los atentados a la democracia que ha habido en Venezuela (….) y ha tenido una actitud sumamente abierta en la recepción de gran cantidad de venezolanos que han huido de ese país", asevera. Esa postura sería compartida por los otros países del Grupo de Lima, un bloque creado en agosto de 2017 precisamente para dar seguimiento y una solución a la crisis venezolana.
De todas formas, se deberá esperar hasta abril para saber si Nicolás Maduro pasará o no por alto la decisión de Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski con su eventual arribo a Perú.