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Jordi Sánchez, el diputado independentista preso que quiere ser presidente de Cataluña

Fue nombrado por el propio ex líder catalán, Carles Puigdemont, como quien debía asumir la candidatura del gobierno regional en su reemplazo. Sin embargo, imputado por sedición, deberá luchar por la libertad condicional para eventualmente ser investido.

02 de Marzo de 2018 | 11:26 | DPA/Emol
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AFP (archivo)
MADRID.- Jordi Sánchez pasó de la movilización en la calle a la cárcel y durante su estancia en prisión se convirtió por primera vez en diputado catalán electo. Ahora, es la apuesta del independentismo para gobernar Cataluña, luego de que el ex presidente regional, Carles Puigdemont, renunciara a ser el aspirante a liderar la región nuevamente.

Sánchez, profesor universitario de 53 años, se ganó la confianza del destituido Puigdemont, quien se encuentra en Bruselas y está imposibilitado de retornar a España por una orden de detención en su contra por el delito de rebelión, tras el intento de independencia de octubre pasado. Así, el ex líder separatista confió la labor de ser candidato a "president" o presidente catalán a Sánchez. Una tarea que puede resultar especialmente difícil considerando que aún se encuentra preso.

Siempre soberanista

Nacido en Barcelona en 1964 y licenciado en Ciencias Políticas, Sánchez se curtió desde joven en distintos movimientos y entidades vinculados al soberanismo. Durante los años 80 fue dirigente de la Crida a la Solidaritat, un movimiento nacionalista que surgió en defensa de la lengua catalana. Vinculado durante años al partido ecologista Iniciativa per Catalunya Verds, entre 1996 y 2004 fue consejero de la empresa pública Corporación Catalana de Radio y Televisión. También asumió la dirección de la Fundación Jaume Bofill durante varios años.

Se puso en 2015 al frente de una de las principales entidades civiles separatistas de Cataluña, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), en relevo de Carme Forcadell, figura clave del independentismo y ex jefa del Parlamento regional.

Casado y con dos hijos, su imagen y su actitud pública ha sido menos combativa que la de su antecesora en la ANC; sin embargo, durante los últimos dos años impulsó grandes movilizaciones a favor de un referéndum sobre la independencia, tarea que compartió con otra entidad clave en el movimiento soberanista catalán, Ómnium Cultural.

A finales de septiembre, en vísperas del turbulento referéndum soberanista catalán celebrado el 1 de octubre, Sánchez aseguraba tener la conciencia "muy tranquila". Preguntado sobre si temía ser detenido, aseguró: "Creo que la comunidad catalana, la comunidad internacional e incluso la española no aceptaría esa represión. ¿Puede llegar? Es posible", añadió.

Quiero ser "president"

Desde el 16 de octubre, tanto Jordi Sánchez como el líder de Ómnium, Jordi Cuixart, se encuentran en prisión provisional. La Justicia los investiga por un delito de sedición en relación con una serie de manifestaciones que tuvieron lugar en septiembre en Barcelona, que dejaron atrapados a varios agentes de la Guardia Civil en el interior de una sede del Gobierno catalán cuando recababan pruebas relacionadas con el referéndum ilegal del 1 de octubre.

La jueza de la Audiencia Nacional que envió a prisión a "los Jordis", como se les conoce en España, los consideró "principales promotores y directores" de las movilizaciones y destacó que "apelaron a la resistencia" con el fin de "impedir la aplicación de la ley".

Para el independentismo, en tanto, fueron sus "primeros presos políticos". Poco después llegarían otros como el líder del partido Esquerra Republicana (ERC), Oriol Junqueras, o el ex consejero de Interior del Gobierno catalán, Joaquim Forn.

Sánchez vivió en el interior de la cárcel de Soto del Real, en Madrid, los turbulentos acontecimientos que tuvieron lugar durante las siguientes semanas en Cataluña. Desde una declaración de independencia frustrada en el Parlamento de la región hasta la destitución del Gobierno catalán de Carles Puigdemont por parte del Ejecutivo español de Mariano Rajoy, que convocó unas elecciones para diciembre pasado.

El que fuera líder de la ANC decidió entonces dar un paso más y concurrir a las urnas como número dos de la coalición Junts per Catalunya (JxCAT), encabezada por Puigdemont. Tras la mayoría absoluta cosechada por el independentismo, accedió a su acta de diputado a través de otra persona por encontrarse en prisión. El juez tampoco le dio permiso para acudir a la sesión de constitución del Parlamento catalán el 17 de enero, cuando se inició con tensión e incertidumbre una nueva legislatura.

"Es un gran honor y una enorme responsabilidad poder representar al pueblo de Catalunya", publicaba el Twitter de Sánchez, administrado por su equipo de comunicaciones, luego de conocerse la decisión tomada por Puigdemont este jueves.

Aunque su postulación a la presidencia es vista como el próximo paso, no es del todo seguro. La ERC ha evitado comprometerse con Sánchez, pues consideran que es la opción que representa solo a JxCAT y que "debería ser Oriol Junqueras" el nuevo candidato.

Además, el hecho de que se encuentre aún en prisión mientras se lleva a cabo el juicio en su contra, lo inhabilita para poder ser nombrado por la misma razón que a Puigdemont: la Justicia ha afirmado que no es posible una investidura a distancia. Su única chance sería obtener el permiso del juez para asistir a la sesión en el Parlamento para defender su candidatura. Una situación poco probable. De todas formas su nombre fue puesto en la palestra como el heredero del poder de Puigdemont.
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