BERLÍN.- Un nuevo período de gobierno iniciará la Canciller Angela Merkel en Alemania luego que los socialdemócratas del PSD se inclinarán a favor de una nueva coalición con los conservadores.
Desde 2005 Merkel gobierna ininterrumpidamente un país cuyos logros económicos le han permitido presentarse al mundo casi como un paradigma de perfección. Sin embargo, en la potencia europea todavía enfrenta numerosos retos.
A continuación, los principales desafíos a los que tendrá que hacer frente el futuro Gobierno de coalición:
Liderazgo en Europa y en el mundo
En tiempos convulsos en los que no se encuentra salida a conflictos enquistados como los de Siria, en Medioriente o Ucrania y en un momento en que una Unión Europea (UE) pendiente de reforma negocia la salida del Reino Unido del bloque mientras no pierde de vista al Presidente estadounidense Donald Trump, el papel de liderazgo de Alemania en el exterior se perfila como determinante.
Tras meses de parálisis, un Gobierno con plenos poderes le otorga a la potencia europea capacidad de maniobra para comandar con su aliado tradicional, Francia, el rumbo que tomará el viejo continente en los próximos años.
Migración e integración
El país que en 2015 conmocionó al mundo volcándose con la acogida de cerca de un millón de refugiados tiene por delante una tarea a la hora de garantizar su integración y la convivencia armoniosa en una sociedad en la que de un tiempo a esta parte ha manifestado cierto recelo hacia los migrantes.
La propia canciller Angela Merkel calificó la crisis migratoria como el desafío más importante tras la reunificación del país en 1990.
Contención de la ultraderecha
Por primera vez en más de medio siglo, en el Parlamento alemán se sienta un partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD). Esta formación de tintes xenófobos, muy crítica con el Islam, se erigió como la tercera fuerza política en el país en las elecciones generales del pasado septiembre.
Su entrada en la Cámara, donde constituye el mayor partido de la oposición, le da una mayor visibilidad pública y amenaza con ganarle terreno a los partidos tradicionales, desgastados por años de Gobierno.
Pobreza
En un país que año tras año registra récords de empleo y superávit fiscal, la lucha contra la pobreza, sobre todo en la vejez, constituye uno de los principales desafíos sociales. Numerosas organizaciones sociales denuncian que una gran parte de los jubilados, después de trabajar toda una vida, se ven obligados a buscarse un empleo a tiempo parcial cuando ya están retirados porque de lo contrario no consiguen llegar a fin de mes.
Infraestructuras
La potencia europea deberá acometer un potente programa de inversiones para paliar la carencia o mal estado de las infraestructuras. En varias regiones del país las carreteras se encuentran en mal estado, al igual que muchas escuelas que precisan ser modernizadas. Además, el país deberá imprimir mayor velocidad al proceso de digitalización, lento por el momento y que frena su crecimiento económico y su competitividad a escala global.
Imagen de Alemania
El nuevo Gobierno también se deberá encargar de mejorar la imagen de Alemania como país. Su reputación se vio enormemente manchada por escándalos como el protagonizado por la fabricante de automóviles Volkswagen en 2015, momento en que reconoció haber manipulado los motores de once millones de vehículos para disfrazar sus altos niveles de emisiones de gases.
Más recientemente, el estreno fallido de la nueva vía de alta velocidad entre Berlín y Múnich o el retraso en la apertura del nuevo aeropuerto de la capital alemana, que debía comenzar a funcionar en 2011 y muchos dudan que lo haga en 2020.