SANTIAGO.- Las elecciones en Italia realizadas ayer dejaron un panorama fragmentado en el escenario político del país, con un auge de los partidos de extrema derecha y de las fuerzas antisistema, pero sin una mayoría clara.
Los resultados, aún preliminares, plantean grandes interrogantes con respecto al futuro del país, porque nadie alcanzó el 40% necesario para formar un gobierno.
Debido a lo anterior, se dan varios posibles escenarios según las decisiones que podrían tomar las distintas formaciones.
El liderazgo de la coalición de derecha
La alianza de centro-derecha es liderada por el ex Primer Ministro Silvio Berlusconi, inhabilitado por fraude fiscal hasta 2019 luego de una condena por evasión de impuestos. Hace algunos días había sugerido como su candidato a Antonio Tajani, el actual presidente del Parlamento Europeo.
La coalición reúne a varios partidos, entre ellos Forza Italia (FI, de centro-derecha), encabezada por Silvio Berlusconi, y la Liga Norte, la extrema derecha de Matteo Salvini, agrupación extremista y euroescéptica. Según un acuerdo interno, la colectividad que tenga más votos liderará el gobierno. En las elecciones, según las proyecciones, la coalición obtuvo alrededor del 37% de los votos, siendo la Liga el socio preponderante con 17,5% de las preferencias frente a 14% logrado por FI.
Como la coalición no cuenta con una mayoría parlamentaria necesaria para gobernar, debería recurrir a otros partidos más pequeños. Además, habrá que ver si Berlusconi respetará el pacto previo.
Berlusconi y el Partido Democrático
Frente a los cuestionamientos de muchos partidos emergentes hacia las políticas europeas, Bruselas apostaba por una macro coalición entre el Partido Democrático (PD, de centro izquierda) y Forza Italia de Berlusconi. En ese caso, Forza Italia se desprendería de su actual coalición, dejando de lado a sus aliados más extremistas Liga Norte y Hermanos de Italia.
Ni Berlusconi ni el líder del PD, Matteo Renzi, han mencionado esa posibilidad, que podría contar con el apoyo de pequeñas fuerzas o de parlamentarios favorables a una política proeuropeísta.
Aunque ambos señalaron que no harían acuerdos con el adversario, lo cierto es que ambas coaliciones se han presentado como moderadas y responsables.
Una coalición antisistema
El diario italiano Il Foglio definió esta posibilidad como "el monstruo". Se trata de una alianza de "euroescépticos", que reúna a la Liga Norte y al antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E), el partido más votado en las elecciones (más del 32%), liderado por Luigi di Maio, de 31 años. Esta opción ha sido desmentida hasta el momento.
Las dos agrupaciones son nacionalistas y populistas, y por lo tanto "soberanistas", ya que establecen que Italia es primero. Tienen en común un discurso contrario a los partidos tradicionales y una postura muy dura en contra de la Unión Europea. Además, coinciden en sus críticas a la política migratoria.
Esta hipotética coalición sería una pesadilla para Bruselas, pero aunque sería la única alianza que podría tener una mayoría parlamentaria estable, en su formación podría encontrarse con fuertes oposiciones dentro de los partidos.
Según las proyecciones parciales, la Liga y el M5E sumarían 355 escaños en la Cámara de diputados, donde la mayoría está en 316 y 168 en el Senado, en donde es de 158.
La oposición a la centro-derecha
Los partidos se reunirían a partir de su rechazo a Silvio Berlusconi, quien dominó el escenario político en los últimos veinte años. Así, se unirían la coalición de centro-izquierda liderada por el Partido Democrático, con el Movimiento Cinco Estrellas y la agrupación de izquierda Libre e Iguales, que surgió de los disidentes del PD.
El M5E no quiere quedar fuera del juego político, como ha señalado en su campaña. De hecho, el líder del M5E, Luigi di Maio, reivindicó este lunes el derecho a formar gobierno debido a los votos conseguidos por la colectividad en las elecciones de ayer.
El "gobierno del presidente"
Este gobierno tendría como único propósito cambiar la ley electoral para volver a votar. El Presidente de la República, Sergio Matarella, se convertirá en el árbitro de la situación en todos los casos.
Sería un gobierno con pocos objetivos claros y un amplio apoyo en el Parlamento, que le permitiría a Italia seguir siendo gobernada, por ejemplo, aprobando a tiempo su presupuesto.
Mientras tanto, la Cámara de Diputados y el Senado trabajarían para poner a punto una reforma del sistema electoral capaz de garantizar una mayoría clara. Luego de ser aprobada, Matarella disolvería el Parlamento y llamaría a nuevas elecciones. El sistema electoral vigente, aprobado en octubre de 2017 y diseñado para que no ganara el Movimiento Cinco Estrellas, mezcló el sistema proporcional y mayoritario.
Sin mayoría parlamentaria
Si no surge una mayoría clara, el Presidente Mattarella, se transformará en el hombre clave para intentar evitar que hayan nuevas elecciones.
A partir de ese momento se iniciará un periodo de consultas, pactos y promesas. Las márgenes tan apretadas obligarían a las dos coaliciones a sentarse a negociar.
La Cámara de Representantes y el Senado se reunirán por primera vez el 23 de marzo para elegir a sus presidentes y formar los grupos políticos. Sólo entonces Mattarella comenzará a consultar oficialmente a todas las fuerzas políticas representadas.
A priori no hay límite en cuanto al tiempo que podría llevar la formación de gobierno, pero en caso de que la situación se prolongue y no haya visos de solución, Mattarella podría optar por convocar nuevas elecciones, pero sin una reforma a la ley electoral de por medio.