EMOLTV

Habla líder opositor acusado de "alzamiento armado" contra Evo: "Somos el ejemplo de lo que le pasa a los que están en contra"

Zvonko Matkovic (39) cumplirá en marzo ocho años desde que está en prisión preventiva por su participación en una supuesta trama terrorista. Desde la cárcel de Palmasola, en Santa Cruz, denuncia irregularidades en el proceso y un "secuestro jurídico".

16 de Marzo de 2018 | 16:02 | Por Consuelo Ferrer, enviada especial a Bolivia
imagen
Diseño: JM Vilches, Emol | Fotografía: Página Siete
SANTIAGO.- Para ver a Zvonko Matkovic en el sector PC-4 de la cárcel de Palmasola, llamada a menudo "pueblo prisión" en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, antes hay que pasar por una decena de policías bolivianos que cobran tarifas informales a los visitantes y les ponen timbres en los antebrazos.

Dentro de tres días se cumplirán ocho años desde que comenzara su prisión preventiva por la eventual participación en el "Caso Terrorismo" ocurrido en 2009, donde tres europeos fueron abatidos y acusados de organizar una agrupación terrorista que, según denunció el Presidente Evo Morales, buscaba matarlo. En la cárcel hay otros dos presos que cumplirán nueve años.

Es miércoles y el penal apenas vuelve a la normalidad dos días después de un motín en protesta por el desalojo de los niños que habitan el recinto con sus madres. Hay seis reos prófugos y en la radio los taxistas hablan de haber sido amenazados por ellos. Una semana después de ese día, la policía entrará a hacer una requisa que dejará siete muertos.

Dentro del penal hay una puerta de madera que marca un límite sutil. Del otro lado hay mesas con manteles de hule y dos ancianos que toman el té. Un reo con chaleco reflectante naranjo avisa que buscará a Matkovic, y a los pocos segundos aparece: alto, con la barba recortada y una camisa blanca dentro de sus jeans oscuros.

"Esto bajo todas las normas internacionales puedes empezar a llamarlo un anticipo de condena, porque no hay manera de que puedas tener nueve años a una persona en la cárcel sin sentencia", dice Matkovic cuando entra a su pieza, un espacio de cuatro o tres metros de ancho donde hay una cama, un televisor y aire acondicionado.

En la cárcel de Palmasola, hay quienes pueden pagar por una vida mejor.

"Y si ya te vas a lo práctico, no puedes ni siquiera soñar con que puedan decir que eres inocente, porque ¿cómo van a hacer para justificar nueve años en la cárcel?".

Un camino de nueve años


El 18 de marzo de 2010, Matkovic viajó a declarar a La Paz. Él, a diferencia de otros que después fueron detenidos en la calle, sí concurrió hasta la audiencia. Ese día, el fiscal ordenó su aprehensión, y al siguiente un juez determinó su detención preventiva.

Los hechos alrededor del "Caso Terrorismo" son confusos y no han sido esclarecidos por la justicia. El Gobierno acusa que el húngaro-boliviano abatido, Eduardo Rózsa, llegó a Santa Cruz en un convulsionado contexto político para formar un ejército defensor y fomentar el separatismo, por lo que investigaron a todos los que hubieran tenido contacto con él desde su arribo en octubre de 2008.

"Esto quebró a Santa Cruz. 10 años después, recién se pudo volver a hacer un paro cívico (...) Este caso es lo que marcó el comportamiento de un departamento y de un país entero. Nosotros somos el vivo ejemplo del abuso, de lo que le pasa a los que están en contra"

Zvonko Matvokic
La defensa de los acusados dice que fue el propio Gobierno el que lo infiltró en la ciudad, su bastión opositor, para hacer caer a sus dirigentes.

"Rózsa se juntó con gran cantidad de gente en este pueblo. Él se presentaba y buscaba reuniones, a mí me invitaron a una y lo conocí. Ahora, la diferencia entre conocer gente y decir que yo me senté con ellos a planear es mucha", dice, y cuenta que pronto los planes del húngaro-boliviano le empezaron a parecer "sin sentido".

Acusado de terrorismo y alzamiento armado, Matkovic lleva ocho años preso y otros dos hombres, Juan Carlos Guedes y Alcides Mendoza, cumplirán nueve en abril en espera de una condena.

"Este juicio lo tienen agarrado, amarrado y aguantándolo de los pelos, como puedan, porque hay cosas tan absurdas que son inexplicables", dice Matkovic.

Hoy, el juicio acumula más de 40 mil hojas.

Un proceso con "presión política"


Zvonko Matkovic padre, a diferencia del hijo que está en Palmasola, sí tenía una vida involucrada con política: fue dirigente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), además de ex gobernador de la ciudad durante el gobierno de Hugo Bánzer.

Su abogado, Gary Prado, cuenta que el fiscal Marcelo Soza, inicialmente a cargo del caso, extorsionó al padre y muchas otras personas. De él obtuvo 90 mil dólares, y afirma que se le negaron 200 mil. El hecho salió a la luz gracias a la filtración de archivos de audio comprometedores.

"Mi padre tenía el registro de las llamadas telefónicas: todas entrantes y ninguna saliente. El fiscal le decía 'yo soy el único que puede quitar o aumentar cargos en contra de su hijo y de mí depende soltarlo o pedir la pena máxima'", dice Matkovic, y agrega que en el caso del fiscal ya hay tres personas sentenciadas.

Hoy Soza se encuentra con refugio político en Brasil, el que pidió a través de una carta donde afirmó que "autoridades del Gobierno" le pedían "que incluya en esta investigación a líderes cruceños sobre los que no tenía ninguna prueba".

"Si este juicio deja de recibir presión política, es tan fácil acabarlo y ni siquiera sería culpa de nosotros o del Gobierno: tienen a un fiscal que admite haber manipulado todo, jueces que lo confirman... Es tan fácil como decir que lamentablemente este fiscal corrupto y prófugo de la justicia entorpeció todo el juicio y lo vició de nulidad", comenta Matkovic.

El silencio de Santa Cruz


Ahora Matkovic se levanta de su silla y busca, en una repisa sobre su cama, un pequeño libro empastado de color burdeo que se titula "Informe conclusivo de la investigación de los hechos y atentados acontecidos en la ciudad de Santa Cruz: Terrorismo separatista en Bolivia".

"Es una investigación que hizo la Cámara de Diputados y la repartieron a nivel nacional, venía con los periódicos. Ahí están nuestras fotos y dice qué fue lo que supuestamente hicimos, porque para ellos ya somos los culpables", cuenta.

8 Años en la cárcel cumplirá en marzo
Al abrir el libro, hay fotos de los tres europeos que fueron abatidos en ropa interior, con latas de cerveza y posando con revólveres y rifles.

El pie de foto: "Eduardo Rózsa armado en Hotel Buganvillas".

-¿Qué gana el Gobierno al mantener este juicio?

"Gana mucho, porque con esto quebró a Santa Cruz: 10 años después, recién se pudo volver a hacer un paro cívico acá. Han tenido una década de pelea contra nadie, de silencio total. Este caso es lo que marcó el comportamiento de un departamento y de un país entero. Nosotros somos el vivo ejemplo del abuso, de lo que le pasa a los que están en contra".

-Ahora que la gente ha empezado a levantarse, ¿no sería mejor para ellos cerrarlo?

"Ellos lo mantienen porque se mataron a tres personas, y no a tres bolivianos, porque a los bolivianos son capaces de echarles tierra y se acabó, pero aquí se mataron a tres europeos y Europa hace respetar sus leyes, porque tiene tribunales serios. Las familias de dos de los muertos tienen abiertos procesos internacionales y le han exigido a Bolivia que se esclarezca el tema".

Un "pequeño paso hacia adelante"


Antes de llegar a Palmasola, estuvo preso en la cárcel de La Paz y en la de Tarija, e incluso tuvo algunas audiencias en Cochabamba, pero hace dos semanas una sala de apelación le concedió detención domiciliaria por un problema degenerativo que afecta su columna.

Aunque el trámite para hacerlo efectivo podría demorar un tiempo más, dice que lo considera "un pequeño paso hacia adelante", porque si bien lo ve como un avance, volver a su casa no significa que el juicio termine.

Pero Matkovic asegura que sabe lo que podría hacer para salir libre, aunque dice no tener ganas de hacerlo: ir a un juicio abreviado y declararse culpable, como lo han hecho otros seis implicados en el caso.

"Esto es un secuestro judicial. Sólo el que está en este lugar sabe lo que significa estar aquí, lo que te cuesta económicamente y en temas de familia. Yo no puedo apuntar a ninguno de ellos y decirle 'fuiste un cobarde', porque sé que había gente que no tenía ni para comer. Es una estrategia sumamente macabra meter a una persona en la cárcel hasta que él decida echarse la culpa", dice.

Dice también que ha visto a personas perder el juicio dentro de la cárcel, que ha escuchado a otros reos gritar hacia afuera "soy libre". A varios kilómetros de Palmasola, Matkovic tiene un hijo llamado Milán que en julio cumplirá 10 años y que cuando él entró a la cárcel todavía no tenía dos.

La carta de Milán


En 2015, cuando el Papa Francisco visitó el recinto penitenciario, el niño le escribió una carta. "Desde que era bebé sólo de 1 año mi papá no está en mi casa. Quiero contarte que vas a ir a visitarlo", le dijo.

"Está preso, pero él es bueno y no ha hecho nada malo (...) yo sé que vos sos más amigo de Dios y te pido que me ayudes a que mi papá vuelva a mi casa", decía el texto. La carta dio la vuelta al mundo y la versión original está enmarcada junto a la puerta de esta pieza.

"Yo sé que vos sos más amigo de Dios y te pido que me ayudes a que mi papá vuelva a mi casa"

Carta de Milán al Papa Francisco
"Que yo me considere inocente no implica más nada, es en mi cabeza: igual sigo sin mi familia, mi hijo va a cumplir 10 y ese tiempo no te lo va a devolver nadie, ya lo que se crió solo, se crió solo no más. No lo viste caminar por primera vez, hablar, entrar al kinder, nada", dice.

También cuenta que a menudo el niño le pregunta cuánto más va a durar su encierro, y dice que él mismo, cuando entró y le dijo a su familia que iba a dar la pelea, no pensó que iban a ser tantos años.

"Yo le trato de transmitir a él que uno tiene que hacer las cosas porque están bien y no porque te convienen. En la vida, creo que en algún momento tienes que hacer las cosas porque es lo correcto", afirma.

-¿Crees que la justicia pueda condenarte a pesar de las irregularidades del caso?

"Los dos europeos que sobrevivieron no se declararon culpables de terrorismo. Si ellos, que estuvieron ahí, no lo son, ¿de qué me pueden sentenciar a mí? No tengo la más pálida idea. De que tienen una necesidad única de hacerlo, con seguridad que sí.

-¿Por qué una necesidad?

"Si como país estás yendo a La Haya a pedirle que te devuelva el mar, tienes que mantener una cierta coherencia ante esas instituciones. ¿Cuál es la única protección posible? Tener un caso donde la justicia boliviana, tan coherente y limpia como es, encuentre culpables a todos y digan 'Aquí ocurrió terrorismo, y la justicia boliviana que es proba, limpia y sabia así lo confirma'".

La figura de Zvonko


Desde su celda en Palmasola y gracias a que sobre él no pesa una condena, Zvonko Matkovic se postuló al Comité Cívico Pro Santa Cruz en 2016, una entidad local de gran importancia para los ciudadanos. En febrero de 2017 consiguió un permiso de la cárcel y juró como segundo vicepresidente, cargo que aún ostenta.

"Si algo me ha demostrado este juicio es que nada está escrito en piedra. Hoy día somos la peor basura y al otros día está el fiscal huyendo del país"

Zvonko Matkovic
Cuando regresó de la audiencia en La Paz donde se le otorgó la detención domiciliaria, en el aeropuerto de Viru Viru lo esperaba su hijo, organizaciones ciudadanas y varios cruceños. Mientras lo aguardaban gritaban su nombre, aunque se escuchaba también otro grito: "¡Gobernador!, ¡gobernador!".

Matkovic dice que su paso por la cárcel ha cambiado su relación con la política, y que siente que el cariño de la gente es genuino, así que no lo considera una responsabilidad.

"Si algo me ha demostrado este juicio es que nada está escrito en piedra: Hoy día somos la peor basura y al otro día está el fiscal huyendo del país. Este caso ha tenido vaivenes y cambios de temperatura absolutos. La situación es complicada, pero algo bueno saldrá".
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?