SANTIAGO.- La situación en
Siria sigue complicada y parece no tener una pronta solución. Ya han pasado siete años de Guerra Civil y, nuevamente, surgen nuevas acusaciones de un supuesto ataque químico de parte del gobierno del Presidente Bashar al-Assad, poniendo una vez más en la palestra este tipo de mecanismos.
Y si bien tanto Siria como su aliada Rusia recalcan que todo se trata de un montaje, estas nuevas acusaciones reanudan la discusión sobre este tema y han dado relevancia a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), institución enviada a inspeccionar lo que pudo haber sucedido en Duma, labor que ha estado rodeada de problemas.
Se trata de una institución creada en 1997 para vigilar
la convención de Naciones Unidas sobre las Armas Químicas, destinada a declarar ilegal este tipo de artefactos y que prohíbe el desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento, retención, transferencia o uso de agentes tóxicos. La entidad, de esta forma, se dedica principalmente a la eliminación de los arsenales, la supervisión de esta labor y la asesoría a los estados miembros.
No obstante, hablamos de una organización más bien de un perfil bajo en comparación con otras entidades. "Yo creo que hay un trabajo que hace la organización que es bastante silencioso, no me atrevería a decir que es adrede o resulta ser así por alguna razón en particular", explica a Emol el presidente de la Sociedad Chilena de Química y decano de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Concepción, doctor Eduardo Pereira.
El académico conoce de cerca la OPAQ, ya que en 2005 estuvo becado por la entidad para especializarse en Finlandia sobre armas químicas. Sobre su trabajo silencioso, afirma que "podría ser algo, incluso, buscado, porque la convención que firmaron estos 193 países se tiene que poner en práctica de alguna manera, y la manera es que efectivamente los países se deshagan de las armas químicas".
"Ese proceso es largo y es lento, y ese proceso es el cual se le encarga a la OPAQ y requiere mucha colaboración de los gobiernos que están adheridos a esta convención", agrega.
"Esto tiene mucho de voluntario. La OPAQ no va acompañada de un ejército que la proteja ni va a imponer sino que tiene que pedir la autorización, el país tiene que dejar entrar a esta comisión y la comisión que entra son fundamentalmente expertos químicos que buscan laboratorios, industrias"
Eduardo Pereira
De esta forma, Pereira afirma que "esto tiene mucho de voluntario. La OPAQ no va acompañada de un ejército que la proteja ni va a imponer sino que tiene que pedir la autorización, el país tiene que dejar entrar a esta comisión y la comisión que entra son fundamentalmente expertos químicos que buscan laboratorios, industrias".
Y así, el docente explica que la gran dificultad pasa porque "los compuestos químicos, casi todos, per se, son potenciales armas químicas. Entonces, un país que tiene una empresa para producir fármacos, una empresa para producir fertilizantes sobre todo, tiene en el fondo un arsenal químico".
Es por ello que "también es muy difícil para la organización distinguir cuándo el compuesto químico va a ser usado con fines pacíficos y cuándo va a ser mal utilizado con fines de guerra".
La participación local y el "tema superado"
Sobre el funcionamiento de la OPAQ, el presidente de la Sociedad Chilena de Química explica cada país tiene un representante en la entidad. En el caso de Chile, se hace a través del Ministerio de Defensa. Cada nación, además, puede postular a expertos que quieran participar en las comisiones de la organización. Por ejemplo, nuestro país tuvo representación en dicha instancia con el fallecido profesor de la Universidad de Concepción Burkhard Seeger.
"Si el país lo estima conveniente, podría siempre intentar tener un experto en ese comité técnico, que es bastante conveniente también por lo demás, porque mantiene al país ligado a las grandes decisiones en este tipo de materias", sostiene Pereira.
En este sentido, dice que en Chile "podemos hacer más" sobre esta materia. "
Yo creo que pasó un periodo de silencio de la OPAQ en Chile, yo diría de los últimos diez años, y yo creo que recién vino a despertar algo con la visita el año pasado del presidente a Santiago", dice, aludiendo a la presencia del líder de la institución, el turco Ahmet Üzümcü, en una conferencia sobre armas químicas organizada por la Cancillería nacional, en la cual también participó el doctor Pereira.
"Ahora, yo creo que hay una razón también. Creo que pasó un periodo de tiempo en que se creía que este era un tema relativamente superado. Yo diría que las imágenes de los últimos cinco años en Siria han vuelto a poner el tema en el tapete, hace diez años se pensaba que ya no era tema las armas químicas, que ya estaba más o menos superado y controlado, siendo que esto vuelve a surgir", enfatiza.
"Creo que pasó un periodo de tiempo en que se creía que este era un tema relativamente superado. Yo diría que las imágenes de los últimos cinco años en Siria han vuelto a poner el tema en el tapete, hace diez años se pensaba que ya no era tema las armas químicas, que ya estaba más o menos superado y controlado, siendo que esto vuelve a surgir"
Eduardo Pereira
Es por eso que, advierte, este es un tema que sigue y seguirá en la palestra, por una razón bien clara: "Hay que pensar que, dentro del punto de vista bien crudo y frío, las armas químicas son las más baratas y más accesibles que puede tener un país, entonces por eso es que cada cierto tiempo surgen, sobre todo en situaciones como las que está viviendo Siria".
"Las armas químicas, entre comillas, son más baratas, son bastante sencillas a pesar de todo el conocimiento que hay que tener", recalca, recordando que todo la historia de las armas químicas viene de la mano con el desarrollo de fertilizantes.
