CARACAS.- La principal atracción del acto de campaña del candidato presidencial Javier Bertucci no fue el hip hop cristiano, los bailarines de danza moderna o incluso el castillo inflable. Fue la sopa.
El ex pastor evangélico venezolano de 48 años llegó a la comunidad costera de Catia La Mar con valdes de abundante estofado de ternera que atrajeron a cientos de personas hambrientas cargando contenedores de plástico y tazas. Pasó meses bajo arresto domiciliario por acusaciones de contrabando y ha acumulado numerosas empresas, incluso mientras lideraba un movimiento pentecostal. Las fuentes de financiamiento de su campaña no están claras. Pero la comida lo conquista todo.
"Vine a dar abrazos, besos, sopa y esperanza", gritó Bertucci. "¡Nunca he sido un político, y gracias a Dios por eso!".
Mientras la mayoría de los partidos de la oposición boicotean la que dicen será una elección fraudulenta el 20 de mayo, la promesa de este candidato evangélico de una cruzada cristiana para restaurar la nación golpeada tiene un creciente atractivo.
A pesar de no haber ejercido nunca un cargo público, el aspirante tiene cerca de un 10 por ciento de apoyo en las encuestas, lo que pone de manifiesto la poca fe que tienen los venezolanos en los políticos tradicionales para resolver sus problemas. Y mientras Bertucci tiene pocas posibilidades de derrocar al Presidente Nicolás Maduro, su campaña está debilitando el apoyo de Henri Falcón, el candidato que una vez fue partidario del régimen, pero luego se volvió detractor.
La principal alianza de oposición no participará en las elecciones después de que el Gobierno no satisfizo las demandas que incluían cambios a una autoridad electoral que favorece al oficialismo y tiempo adicional para celebrar primarias. Falcón, ex gobernador y ex militar, sigue siendo el candidato más popular, pero los analistas dicen que las encuestas no tienen en cuenta la apatía provocada por un Mandatario autoritario y un brutal colapso económico.
"Por primera vez, hay una gran duda sobre la legitimidad de una elección desde sus inicios", dijo Carlos Romero, politólogo de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas. "La nación está dormida, ocupándose de la supervivencia".
Las figuras de la oposición más fuertes, el activista Leopoldo López y el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, están inhabilitados de participar en el proceso debido a dudosas acusaciones. El Gobierno ha sido sancionado y aislado después de haber sido acusado el año pasado de una larga lista de irregularidades electorales, desde cambios de último minuto en los locales de votación hasta manipulación de las urnas. Y el hambre, la emigración masiva y la humillación general han creado un terreno fértil para el compromiso de Bertucci de reemplazar la amarga política con "valores cristianos".
Buenos tiempos
El acto de campaña del 26 de abril en Catia La Mar fue carnavalesco. Multitudes vestidas de blanco bailaban y agitaban sus brazos bajo un sol ardiente mientras voluntarios pintaban las caras de los niños y proporcionaban servicios médicos a los ancianos.
"Tanto espiritualmente como políticamente, es el hombre más adecuado para generar el cambio", dijo Daniela Murga, vendedora de aves de corral de 43 años. Después de años de Gobierno socialista y acusaciones cruzadas de la oposición, "todos son cómplices en este lío".
Bertucci tiene seguidores fieles gracias a la enorme iglesia que lideraba en el estado central de Carabobo. Hasta anunciar su candidatura, él y su esposa lideraban la rama venezolana de la iglesia Maranatha, un movimiento neopentecostal con sede en Panamá que cuenta con más de 500 iglesias en todo el mundo. Su esposa continúa siendo pastora de la iglesia.
Tras partir humildemente en 1999, la iglesia de este ex pastor actualmente tiene una congregación de 16.000 miembros. Para quienes están impedidos de asistir por motivos físicos, los escandalosos sermones se transmiten por radio e internet.
Bertucci también predicaba dos veces por semana por televisión y dirigió Gospel Changes, organización benéfica que ofrece comida, atención médica y juguetes para Navidad. Ha convertido la sopa gratis en un elemento básico de su campaña en medio de la hiperinflación y la escasez crónica de productos básicos como aceite de cocina, pollo y azúcar.
Intereses mundanos
"¿Cómo voy a aparecer en una comunidad con hambre, penurias y decir, 'Vote por mí' sin darles nada?", afirma el candidato.
Aun así, algunos desconfían de las intenciones de Bertucci, y sospechan que podría destruir convenientemente cualquier posibilidad de una victoria de la oposición. El candidato ha negado públicamente que reciba dinero del Gobierno o la oposición, y depende, en su lugar, de una red de "donantes fieles".
Sus antecedentes también generan dudas. En 2010, Bertucci fue puesto bajo arresto domiciliario después de que las autoridades acusaron a una compañía de su propiedad de contrabando de 5.000 toneladas de diésel que había declarado como solvente. Nunca fue sentenciado formalmente y luego se le permitió dejar su residencia.
"¿Cómo voy a aparecer en una comunidad con hambre, penurias y decir, 'Vote por mí' sin darles nada?"
Javier Bertucci
El pastor también tiene intereses comerciales mundanos. Figura como director de una compañía de equipos médicos de Florida y, según una investigación de Armando.info basada en documentos filtrados en los llamados Panamá Papers, contactó a la firma de abogados Mossack Fonseca en 2012 con la esperanza de comprar un importador de alimentos. La empresa nunca se materializó.
Una empresa de construcción que lleva el nombre de Bertucci aparece como excontratista del Gobierno en el registro nacional de Venezuela. Bertucci dice que la compañía cerró y que nunca trabajó con el Gobierno.