TÚNEZ.- Los colegios electorales tunecinos cerraron este domingo sus puertas a las 18.00 horas local y comenzaron el recuento de las primeras elecciones municipales celebradas desde la caída, hace siete años, de la larga dictadura de Zinedin el Abedin Ben Ali.
Un proceso que pone broche final a la transición política, que apenas ha despertado interés entre una población decepcionada por la aguda crisis políticas y que no estuvo exenta de diversos incidentes.
El más grave de ellos en la región minera de Gafsa, uno de los motores de la débil economía nacional, donde el proceso fue suspendido, anunció la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE).
El organismo encargado de orquestar esta consulta no ofreció razones, y se limitó a señalar que los comicios se retomarán en una fecha próxima.
También tuvo problemas para ejercer su derecho al sufragio el ministro tunecino de Interior, Lofti Brahim, ya que su nombre no aparecía en las listas porque había sido incluido entre los miembros de los servicios de seguridad, que votaron el pasado domingo.
El director ejecutivo del gobernante Nidaa Tunis, Hafedh Caïed Essebi, lamentó los "numerosos excesos registrados" por los observadores y expresó su preocupación por el impacto de estos comportamientos en el resultado de las elecciones y en todo el proceso democrático iniciado por Túnez.
Essebsi, hijo del presidente del país, Beji Caïd Essebsi, apuntó a la ISIE, a la que acusó de pasividad.
Las mujeres, que suponen el 49,3 % de las candidaturas, los aspirantes independientes que apuntan a la victoria y la alta abstención que se espera son los principales protagonistas de una jornada histórica.
A las 15.00 horas, tres antes del cierre de los colegios, el índice oficial de participación se situó en el 20,4 %, con una gran diferencia entre los grandes núcleos urbanos, donde superaba el 30 % y las zonas rurales del sur y el oeste del país, donde apenas llega al 15 %.
Las elecciones, a las que estaban convocadas más de cinco millones de tunecino, suponen también un paso fundamental para la gran reforma pendiente del país: la descentralización, uno de los objetivos de la "revolución del Jazmín".