WASHINGTON.- La cancelación de la cumbre entre el Presidente estadounidense, Donald Trump, y el Mandatario norcoreano, Kim Jong-un, prevista para el 12 de junio en Singapur, es el último capítulo en la saga de la turbulenta relación entre ambos, que ha alternado promesas de paz con insultos personales.
Amenazas nucleares
El 2 de enero de 2017, antes de asumir la Presidencia, Trump sostuvo que Corea del Norte nunca podría desarrollar un "arma nuclear capaz de llegar a territorio estadounidense".
La vía diplomática para enfrentar lo que consideró "el gran problema" de Corea del Norte parecía ser la opción y, en mayo de 2017, antes de iniciarse la escalada de las tensiones, Trump anunció estar listo para reunirse con Kim. "Si las condiciones fueran adecuadas para reunirme con él, lo haría, por supuesto. Sería un honor hacerlo", dijo.
Pero Pyongyang efectuó en los meses siguientes
dos disparos de misiles intercontinentales, y Kim aseguró que
"todo el territorio estadounidense está a nuestro alcance". La crisis estalló entre los dos países, incluyendo sanciones financieras de Washington y la promesa de Trump de responder con
"fuego e ira" a cualquier ataque de Corea del Norte.
En respuesta, los norcoreanos realizaron su sexta prueba nuclear, después de lo cual afirmaron haber probado la potente "Bomba H".
Insultos personales
La retórica belicosa de los dos líderes rápidamente tomó un giro personal muy agresivo. Antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2017, Trump calificó a Kim de "Hombrecito Cohete". Dos días después, el gobernante norcoreano dijo: "Disciplinaré con fuego a la rata estadounidense mentalmente trastornada".
En noviembre de 2017, Trump tildó de
"cachorro enfermo" a Kim, antes de jactarse, a principios de 2018, del tamaño de su "botón nuclear": "Alguien de ese debilitado y famélico régimen debería por favor informarle de que
yo también tengo un botón nuclear, que es mayor y más poderoso que el suyo y que ¡mi botón funciona!".
No obstante, a medida que avanzaron los meses, el Mandatario estadounidense fue cambiando de opinión e incluso se refirió al líder norcoreano como alguien "muy honorable".
Otto Warmbier "torturado"
En septiembre de 2017, Trump acusó a Pyongyang de
"torturar más allá de lo imaginable" a Otto Warmbier, el estudiante estadounidense encarcelado en Corea del Norte en enero de 2016, que fue devuelto a los estadounidenses en estado de coma en junio de 2017. Murió una semana después de su repatriación.
Tras esto, Washington decidió prohibir a sus ciudadanos ir a Corea del Norte y colocó al país nuevamente en su lista de estados que apoyan el terrorismo.
Juegos Olímpicos
En febrero de 2018, durante los Juegos Olímpicos de invierno en Pyeongchang (Corea del Sur), las dos Coreas se acercaron: simbólicamente, al desfilar juntas en la ceremonia de apertura, y diplomáticamente, al reunirse emisarios de ambos países.
Trump aplaudió ese descongelamiento, atribuyéndoselo como un logro personal: "Sin mí (...) los Juegos Olímpicos hubieran sido un fracaso, y en vez de eso fueron un gran éxito".
La visita sorpresa de Pompeo
Como director de la CIA, y antes de convertirse en jefe de la diplomacia estadounidense,
Mike Pompeo viajó a Pyongyang durante el fin de semana de Pascua para reunirse con Kim. El 8 de mayo, Trump reveló que su nuevo secretario de Estado iría nuevamente a Corea del Norte.
Pompeo volvió a hablar con el líder norcoreano y regresó a Estados Unidos con tres ex prisioneros estadounidenses cuya liberación reclamaba Washington.
Cumbre cancelada
La anunciada cumbre entre Trump y Kim, el 12 de junio, era esperada como histórica. Pero fue cancelada por el Presidente estadounidense, en una carta al líder norcoreano el 24 de mayo: "Siento que es inapropiado, en este momento, tener esta reunión tan largamente planeada".
En una nueva escalada verbal, Trump criticó la "ira" y la "abierta hostilidad" de Pyongyang, al tiempo que advirtió: "Usted habla sobre sus capacidades nucleares, pero las nuestras son tan enormes y poderosas que le pido a Dios que jamás deban usarse".
En semanas previas, los dos países habían vuelto a la retórica amenazante, con el vicepresidente estadounidense Mike Pence afirmando que Corea del Norte podría terminar como la Libia de Muammar Gadafi.