SANTIAGO.- "Italia es uno de los países fundadores de Europa y es protagonista (...) La adhesión al euro es una elección fundamental para el futuro del país". Estas fueron las palabras del Presidente de Italia, Sergio Mattarella, para explicar los motivos de su veto al candidato a ministro de Finanzas, el euroescéptico Paolo Savona, propuesto por el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y la Liga Norte.
El jefe de Estado italiano había advertido a la coalición populista que intentaba formar gobierno bajo el liderazgo de Giuseppe Conte -un desconocido hasta hace una semana-, que no sería un mero notario. Y no lo fue. Sin embargo, su decisión terminó por evidenciar que el país no solo pasa por una cruda turbulencia política, sino también por un complejo escenario económico que comienza a volverse el centro de las preocupaciones de toda Europa.
Tormenta política
El pasado 4 de marzo los italianos inclinaron la balanza política hacia el populismo. El antisistémico M5E se quedó con la mayoría de las preferencias (37%), mientras que la Liga, ultraderechista y ultranacionalista, irrumpió sorpresivamente como la segunda fuerza política más votada (17,4%). El inusitado panorama político solo generaba incertidumbre, tanto en Italia como en el resto de Europa, sobre un eventual futuro gobierno formado por dos fuerzas que, aunque radicalmente diferentes, poseen una idea en común: el eurosceptisismo.
Luego de poco más de dos meses de debates y negociaciones, el M5E y la Liga lograron ponerse de acuerdo para formar una alianza de mayoría. Matarella cedió y nominó a Conte como primer ministro, pero vetó a Savona pues no garantizaba el mantenimiento del euro. Acto seguido, Conte desistió de la candidatura y todo volvió a foja cero.
En su segundo intento, el Presidente italiano optó por un gobierno tecnócrata y liderado por el economista y ex directivo del Fondo Monetario Internacional,
Carlo Cottarelli. Pero para todos los efectos, este Ejecutivo nació muerto, pues no cuenta con los apoyos necesarios en el Parlamento. Incluso, el líder del M5E, Luigi Di Maio, amenazó con llevar a Mattarella a un "impeachment", que él mismo sabe no tendría chances de éxito, pero que da cuenta de la
indignación de su movimiento ante la nueva nominación. Un sentimiento que comparte también la Liga.
En realidad, el Gobierno de Cottarelli solo servirá para llevar al país hasta unas nuevas elecciones. Pero los comicios tampoco darían una solución a la inestabilidad y menos darían tranquilidad a la Unión Europea (UE). Todo hace prever que los votos de la Liga podrían dispararse hasta un 25%, ocho puntos más de lo que obtuvo en las elecciones de marzo.
Pero además, surge un escenario que hace temblar aún más al bloque: el partido ultranacionalista y el M5E podrían dejar de competir e ir en alianza. Los comicios se convertirían en un plebiscito simbólico entre quienes abogan por mantener a Italia en la UE y los que no. Si se mantiene la inclinación de marzo, la victoria de los euroescépticos sería arrasadora y la instalación de un gobierno populista, imparable.
Bien lo saben los representantes de ambas colectividades que incluso han instado a la posibilidad de que las elecciones se celebren a finales de julio, lo que implicaría la disolución del actual Parlamento esta misma semana. Pese a ello, se estima más probable que la convocatoria electoral se resuelva recién en septiembre. "Será una batalla increíble entre los que quieren salir de Europa y los que quieren una Italia fuerte dentro del euro", adelantó el ex Primer Ministro y ex dirigente del Partido Democrático (PD), Matteo Renzi. "Tenemos por delante horas muy difíciles", dijo en tanto Dario Franceschini, ex ministro y miembro de la misma colectividad.
Europa y los mercados temen
Aunque Mattarella sabía que desataría la ira de los populistas, el nombramiento de Cotarrelli tenía como fin forjar una política de austeridad y calmar las aguas en materia económica, que se habían agitado en un principio con la aparición de Savona en el mapa. Sin embargo, la celebración de comicios es casi certera y el temor de que se concrete el auge populista ha vuelto a poner nervioso al mundo financiero.
"En los últimos días han aumentado las tensiones sobre los mercados financieros y la prima de riesgo, pero la economía italiana sigue creciendo, y las cuentas públicas permanecen bajo control. Un gobierno guiado por mí aseguraría una gestión prudente de nuestras cuentas públicas", aseguraba Cottarelli este lunes, tras haber aceptado el encargo presidencial para formar ejecutivo.
Sin embargo, ayer la onda expansiva de la tensión en la tercera economía más grande de la eurozona golpeó con fuerza las principales bolsas de Europa, que cerraron en rojo, y provocó el alza los intereses de la deuda soberana. Italia acumula la cuarta mayor deuda pública del mundo (2,3 billones de euros en 2017).
El Gobernador del Banco de Italia,
Ignazio Visco, no logró tampoco disminuir el nerviosismo. "La confianza en la fuerza del país, más allá de las mezquinas y desequilibradas valoraciones, es grande: sobre el plano económico y sobre el civil", dijo, según consigna el diario El País, aunque advirtió que
el país está a "pocos pasos" de perder la "confianza" de los inversores.
Ante esto, las autoridades del resto de los países miembros de la UE, aunque angustiadas, se han mostrado cautelosas a la hora de intervenir públicamente, para evitar las críticas. "Esperemos que haya pronto un Gobierno estable y proeuropeo en Italia", dijo el secretario de Estado alemán para Europa, Michael Roth. "Confío en que las instituciones italianas y el Presidente demuestren que sirven a los intereses de los italianos que, por cierto, coinciden con la fortaleza de la UE", destacó por su parte la jefa de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini. Mientras el Presidente francés, Emmanuel Macron, instó a tener "coraje" a Cottarelli.
El único que salió del libreto fue el comisario alemán Günther Oettinger, quien destacó en una entrevista la evolución negativa de la economía italiana y las turbulencias en los mercados, manifestando que espera que ello influya en la campaña electoral y se evite entregar el gobierno a los populistas. Tuvo que disculparse luego de la lluvia de críticas que recibió tanto desde Italia como desde la misma Comisión Europea. Sin embargo, sus palabras reflejan el pensamiento de muchos en el continente, que ven con preocupación a una cada vez más inestable Italia.
