WASHINGTON.- El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nuevamente está en el centro de la polémica por la implementación de una controversial política antimigratoria: la separación de casi 2.000 niños de sus padres.
El Gobierno federal estadounidense aplicó de forma rigurosa en mayo una normativa que estipula que las familias que ingresan clandestinamente al país son inmediatamente separadas, y los niños menores son llevados a albergues.
Las críticas a Trump han venido los dos sectores políticos de Estados Unidos, e incluso desde sus más cercanos, como su esposa Melania, quien también ha dado a conocer su opinión sobre el tema.
La normativa
Desde hace dos meses, el Departamento de Justicia de Estados Unidos considera que los adultos que intentan ingresar a territorio estadounidense de forma ilegal han cometido un delito por el que deben ser juzgados, lo que implica que pierden la custodia de los menores.
La decisión conlleva que los niños que llegan con sus padres son considerados no acompañados y pasan a la custodia del Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos. Luego, son enviados a la casa de un familiar, a hogares de acogida o a refugios.
Según cifras del Departamento de Seguridad Nacional son 1.995 niños enviados a albergues desde hace dos meses mientras sus padres están en detención. La medida pretende disuadir a los inmigrantes para que no crucen la frontera.
Trump y la polémica
El pasado jueves se avivó la polémica cuando el fiscal general, Jeff Sessions, citó una frase de la Biblia para defender el nuevo enfoque de "tolerancia cero".
El fiscal general citó un versículo de la Carta de San Pablo a los romanos sobre la necesidad obedecer las leyes del gobierno, una frase que antes fue utilizada para justificar la esclavitud, el fascismo o el apartheid, lo que generó una fuerte crítica.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el republicano de mayor rango en el Congreso, aseguró que no estaba cómodo con la práctica.
Tras las declaraciones, Trump aseguró que "detesta" ver a niños inmigrantes separados de sus familias en la frontera con México y culpó al Partido Demócrata por el escándalo.
"Los demócratas pueden arreglar su separación familiar forzada en la frontera trabajando con los republicanos en una nueva legislación, ¡para un cambio! Es por eso que necesitamos más republicanos elegidos en noviembre. Los demócratas solo son buenos en tres cosas: altos impuestos, alta criminalidad y obstrucción. ¡Triste!", escribió en su cuenta de Twitter.
"Detesto que esos niños sean separados (de sus familias). Los demócratas tiene que cambiar la ley. Es la ley de ellos", afirmó también el Mandatario durante un contacto con la prensa en los jardines de la Casa Blanca, en referencia al hecho de que la normativa había sido diseñada durante el gobierno de Barack Obama, aunque había sido aplicada únicamente en casos excepcionales.
Miembros del Partido Republicano presentaron un proyecto de ley de inmigración que pondría fin a la separación de niños y padres en la frontera. Según el plan, las familias serían detenidas juntas. Se espera que el proyecto de ley se vote esta semana.
Las reacciones
La medida no solo ha sido denunciada por grupos de activistas, sino incluso por Naciones Unidas, que el martes pasado la calificó como una "grave violación de los derechos del niño".
Manifestantes marcharon este domingo en Tornillo, Texas, en un campamento que acoge a cientos de niños separados de sus padres para protestar por lo que consideran una medida "totalmente inhumana".
En la conferencia de prensa diaria en la Casa Blanca, la portavoz Sarah Sanders insistió en la legalidad de la medida, hasta que un reportero la enfrentó. "Sarah, ¡por favor! Usted es una madre, es madre de un niño pequeño. ¿No tiene ninguna empatía con esas familias que llegan acá sin nada y las separan de sus hijos? ¿Dónde está la moralidad de esto?", dijo el periodista.
La primera dama de Estados Unidos,
Melania Trump, hizo un llamado a acabar con la política de separación de los padres e hijos que ingresan ilegalmente al país desde la frontera con México. Añadió que "odio ver niños separados de sus familias y
espero que ambos lados (republicanos y demócratas) puedan finalmente unirse para lograr una reforma migratoria exitosa".
La esposa del Presidente "cree que necesitamos ser un país que respeta las leyes, pero también un país que gobierna con corazón".
La ex primera dama Laura Bush criticó de forma igualmente abierta lo que se está haciendo. "Vivo en un estado fronterizo. Entiendo la necesidad de reforzar y proteger nuestras fronteras internacionales, pero esta política de tolerancia cero es cruel. Es inmoral y rompe mi corazón", aseguró en un editorial del Washington Post.