WASHINGTON.- Con la libertad individual como estandarte, el juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos,
Anthony Kennedy, se convirtió en un inusual defensor de los derechos de la comunidad gay, a la que ayudó con fallos tan emblemáticos como la legalización del matrimonio homosexual en 2015. Kennedy, de 81 años,
fue hoy a la Casa Blanca para comunicar en persona al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que había decidido jubilarse para pasar más tiempo junto a su familia.
El juez deja tras de sí un importante legado para la comunidad gay, pues suyas fueron las tres sentencias más importantes sobre derechos de los homosexuales de las últimas décadas.
El fallo más reciente fue el que legalizó el 26 de junio de 2015 el matrimonio entre personas del mismo sexo en el caso "Obergefell v. Hodges" y que Kennedy se encargó de redactar.
El juez determinó que la comunidad gay "no quería ser condenada a vivir en soledad, excluidos de una de las instituciones más antiguas de la civilización" y, por ello, declaró: "
Ellos piden dignidad a los ojos de la ley. La Constitución les concede ese derecho".
No le gustaba que el Gobierno se metiera en el dormitorio de nadie y, por eso, en 2013, se encargó de escribir el fallo que echó abajo una cláusula de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA, en inglés), que lo definía como "la unión entre un hombre y una mujer".
Kennedy también redactó en 2003 la sentencia que anuló las leyes que prohibían el sexo anal en Texas y en otros 13 estados, una decisión que sirvió para legalizar las relaciones entre hombres. Considerado como uno de los jueces más impredecibles del Tribunal Supremo,
Kennedy se ganó fama por ser el "voto bisagra" (voto del desempate) en una corte dividida ideológicamente con cinco jueces conservadores y cuatro progresistas. Los analistas suelen considerar a Kennedy como un juez instintivo, que considera cada caso por separado y se pone en la piel de las personas que está juzgando, aunque por naturaleza sus instintos suelen llevarle a fallar en favor de ideas conservadoras.
Su posición en el centro del espectro ideológico del Supremo hizo que el ex Presidente George W. Bush (2001-2009) le definiera como "el decisivo".
Pocos esperaban que fuera a jugar un papel tan importante cuando fue nominado por el ex Presidente Ronald Reagan (1981-1989) para este tribunal, a donde llegó en 1988 tras la confirmación unánime del Senado.
Nacido el 23 de julio de 1936 en Sacramento (California), Kennedy estudió en algunas de las universidades más prestigiosas de EE.UU., como Harvard, e hizo de la educación una de sus mayores pasiones, llegando a convertirse en profesor de derecho constitucional en la Universidad Pacific's McGeorge entre 1963 y 1988.
Como Kennedy era muy conocido entre los republicanos de California, Reagan, entonces gobernador de ese estado, le pidió ayuda para redactar una propuesta para cortar el gasto estatal.
Esa iniciativa fracasó en un referéndum, pero Reagan agradeció a Kennedy su ayuda y, llegado el momento, recomendó al ex Presidente Gerald R. Ford (1974-1977) que le nominara para el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, desde donde dio el salto al Supremo.
Desde el alto tribunal, Kennedy ha ido evolucionando en sus postulados, convirtiéndose en menos conservador a medida que avanzaba la sociedad de EE.UU., según recoge la periodista Joan Biskupic en su libro sobre la jueza Sonia Sotomayor y titulado "Breaking In: The Rise of Sonia Sotomayor and the Politics of Justice" (2014).
Biskupic pone como ejemplo un emblemático caso sobre discriminación positiva centrado en la figura de Abigail Noel Fisher, una joven blanca que demandó en 2008 a la Universidad de Texas por no admitirla como alumna al aplicar criterios que dan prioridad a los jóvenes pertenecientes a minorías.
La primera vez que ese caso llegó a la corte, en 2012, Kennedy estuvo tentado de fallar en contra de las políticas de discriminación positiva, pero posteriormente en 2016 decidió a favor de estas políticas debido, en parte, a la influencia de la progresista Sotomayor.
Kennedy, que se posicionó varias veces en contra del aborto, mostró en 2015 que había cambiado su postura al respecto al reafirmar el derecho de las mujeres a poner fin a su embarazo.
De confesión católica, el juez se casó en 1963 con Mary Davis y ha tenido tres hijos.