SANTIAGO.- Este domingo 87 millones de mexicanos están convocados a elegir a su nuevo presidente y a miles de otros funcionarios locales. Con un escenario de descontento popular debido a la criminalidad, la corrupción y una ralentizada economía, cuatro candidatos se disputan el puesto. Si gana el favorito, el país podría girar el volante hacia la izquierda por primera vez en décadas.
Quien triunfe liderará México entre el 1 de diciembre de este año, fecha de toma de posesión, hasta 2024. Una elección que resulta decisiva, pues los aspirantes ganan por mayoría simple y no existe la posibilidad de una segunda vuelta.
Pero además, votarán por los miembros de su congreso bicameral -128 senadores y 500 diputados- así como por legislaturas estatales, ocho gobernadores, el alcalde de la Ciudad de México y líderes de pequeños pueblos. Así, estos comicios
son considerados los más grandes de la historia del país debido al número de funcionarios que deberán elegirse:
casi unos 3.400 cargos.
Las urnas abren a las ocho de la mañana y permanecerán así hasta las seis de la tarde en cada una de las tres zonas horarias del país. Las últimas en cerrarse estarán en el noroccidental estado de Baja California (tres horas menos que Chile). En las últimas presidenciales de 2012 unos 50 millones de personas emitieron sus votos y alcanzaron una asistencia de 63%.
Un vuelco a la izquierda
El favorito de las encuestas para la elección de presidente es Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO y que con el apoyo de la coalición "Juntos Haremos Historia", ha logrado contar con el 47% de las intenciones de voto y el 92% de probabilidad de ganar.
Es seguido por el conservador Ricardo Anaya, respaldado por una coalición liderada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD); y el candidato cuya alianza integra al oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jose Antonio Meade. Muy lejos de ellos aparece el independiente Jaime Rodríguez "El Bronco", que tiene solo un dígito de preferencia.
En la papeleta también aparecerá el nombre de Margarita Zavala, candidata independiente que en mayo pasado decidió bajar su aspiración, cuando los votos ya habían sido impresos. Aunque saldrá su nombre, los sufragios que le den su preferencia serán anulados.
En su tercer intento consecutivo por llegar al poder,
AMLO viene capitalizando el desencanto de millones de mexicanos cansados de gobiernos de los partidos tradicionales -el PRI y el PAN- que no han logrado pacificar el país ni limpiar la administración pública. Si AMLO gana las elecciones,
los nuevos partidos de izquierda como Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA)
llegarían al poder.
López Obrador ha prometido una serie de reformas que por un lado han sido consideradas como una oportunidad de cambio - políticas sociales y nacionalistas- pero también como medidas populistas. Uno de estos cambios es el modelo de libre mercado que impera hace décadas en la segunda economía más grande de América Latina, lo que generó preocupación en el mundo financiero.
Su intención es aplicar un Estado fuerte e intervencionista. Aunque sus asesores han calmado las aguas asegurando que no es un "radical", en su acto de cierre AMLO volvió a decir que la reforma que espera llevar a cabo "va a ser una revolución, pacífica, ordenada pero profunda y, diría, radical".
Los principales desafíos
Quien sea que llegue a la presidencia de México tendrá que solucionar problemas tan grandes y diversos como la propia nación compuesta por 120 millones de personas. Uno de ellos es la corrupción. Aunque los casos de este tipo han pasado a formar parte de la cotidianidad mexicana - el policía sobornado, los cargos públicos entregados a los amigos y familiares o los votos comprados-, en el último tiempo se dieron a conocer tramas del más alto rango.
Una y otra vez investigaciones mostraron el desvío de recursos de algunas empresas estatales y más de media docena de gobernadores cayeron presos o huyeron por casos de corrupción.
Otro de los principales problemas es la
violencia. En el marco de la guerra contra las drogas que lleva ya una década, la disputa entre carteles y la delincuencia desbocada, este año se podrían superar los
30.000 asesinatos. Además, la cifra oficial de
desaparecidos actualmente supera los 35.000, entre los que se encuentran casos emblemáticos, como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en 2014.
A ello se suman los secuestros a particulares, robos y extorsiones. La violencia se hizo extensiva a la política y en esta campaña: se reportaron 130 políticos asesinados.
Además, entre los desafíos está el reimpulso de la economía. Aunque el PIB de México creció 2,1% en 2017 y el país ocupa un lugar entre las 15 economías más grandes del mundo, la desigualdad y la pobreza son visibles. Según expertos, hay 53 millones de pobres que viven en colonias o asentamientos sin garantías básicas.
Por último, la relación con EE.UU. y su Presidente, Donald Trump. Estados Unidos es el primer socio comercial de México y el primer receptor de sus migrantes. Sin embargo, desde la llegada del republicano a la Casa Blanca, la relación política ha estado marcada por una fuerte retórica y la desconfianza mutua.
Principalmente debido a la problemática migratoria, con la intención de Trump de crear un muro en su frontera, y a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (que incluye a Canadá), al que el líder estadounidense le ha declarado la guerra.